Participación
Un ruego
El doctor Memoli, habitual colaborador espontáneo de Arte & Cultura, nos envía un poema que exhorta a los poderosos a comportarse con compasión.
Autor/a: Por el Dr. Ricardo Memoli
Todos sabemos que una línea invisible
divide nuestro mundo en dos mitades.
Una es aquella que consume la riqueza,
otra donde la gente acumula la pobreza,
sufre por las guerras, por el hambre.
Y desnuda de todo, de paredes,
ya sin fuerzas, desespera, ya no puede.
Esqueletos de abdomen prominente
los niños desnutridos se mueren lentamente.
Y las grandes potencias se reúnen
y deciden en lugares confortables
la suerte de ese mundo tan distante...
Llegan así a repetir las soluciones:
"hay que darle alimento a esas naciones
y carpas que cubran la tristeza
de haber perdido sus hogares y sus tierras".
Mientras ellos deliberan pasa el tiempo,
el hambre se alimenta de promesas,
y la gente va muriendo sin consuelo,
sin palabras, sin fe, sin un aliento,
agotadas las lágrimas llorando,
suplicando sustento.
Porque perdieron todo: el lecho, la cocina,
la alegría de juntarse en una mesa
y compartir el pan, el vino, la tibieza,
la bendición de ver el sol en sus ventanas,
la suerte de sentir el día que comienza
como un mejor destino.
Nosotros que soñamos todavía,
que los vemos por T.V. todos los días
y pensamos en la gente,
podemos decir a los que pueden
hacer algo por ellos, si realmente
les duele el dolor, si los conmueve
lo que llega a sus retinas,
podemos decirles tenemos la esperanza de que ustedes
destierren de sus mentes la rutina
de ponerle parches a esas vidas
con soldados y tanques y comidas,
y cierren para siempre sus heridas.
Esa es la fe que nos crece en un rincón,
cuando ya nos parece que se quiebra la razón.