En el Hospital Francisco Muñiz

Homenaje a César Milstein

Con motivo del 75 aniversario del nacimiento del Dr. César Milstein, Premio Nobel de Medicina 1984, el Comité de Docencia e Investigación del Hospital Francisco Muñiz, presidido por el Dr. Jaime Luis Waisman, rindió un sentido homenaje al prestigioso investigador argentino, fallecido el 24 de marzo del año en curso.

Autor/a: Por la Dra. Corina Schvartzapel

El 9 de octubre ppdo., el Ateneo Central de los miércoles fue escenario del acto. A las 9.30, en efecto, en el marco del aula de la Cátedra de Infecciosas, y con la presencia de investigadores, docentes, médicos de planta, residentes, concurrentes, estudiantes y personal del Equipo de Salud del Hospital e invitados especiales, se inició la ceremonia respectiva.

La introducción estuvo a cargo del Dr. J.L Waisman, quien manifestó que "el Ateneo Central de los miércoles tendrá  hoy un tratamiento especial por sus connotaciones humanas, dado que en el día de ayer se conmemoró el 75 aniversario del nacimiento de un científico argentino que fue galardonado con el Premio Nobel de Medicina. Huelga decir que me estoy refiriendo al Dr. César Milstein". Dijo después que consideraba como una obligación recordar a todo argentino que se hubiera destacado dentro del campo científico, en el cual todos nosotros, de alguna manera, participamos modestamente.

"Evocar al Dr. César Milstein -agregó enseguida- tiene una doble connotación: por un lado reconocer su contribución a la investigación básica que forma parte del conjunto de elementos que coadyuvan al mejoramiento de la especie humana; por otro lado, rescatar valores esenciales de reconocimiento a personas como el Dr. César Milstein que hacen a la comunidad más humana". "Porque -señaló- ya en los albores del siglo XX la sociedad ha entrado en un grado de violencia y corrupción que no sabe discernir cuales son esos valores esenciales, y que al promediar la centuria torció aceleradamente su rumbo hacia una cascada decadente".

Seguidamente, y tras las presentaciones de las disertantes por parte del Dr. Waisman, habló, en primer término, la Dra. Corina Schvartzapel. Comenzó diciendo la oradora que "en este  ámbito de estudio y reflexión donde se respiran los valores y principios de la práctica médica, nos reunimos hoy para rendir un sentido homenaje al Dr. César Milstein en el 75 aniversario de su nacimiento". Prosiguió su disertación la Dra. Schvartzapel: "Gratificada por el privilegio de haberlo tratado personalmente, deseo en este homenaje compartir con ustedes un recuerdo de 1991. Pero antes quiero situarlos temporalmente: ¿qué ocurrió en marzo de 1991?. En el mundo, fin de la Guerra del Golfo (hoy la guerra contra Irak parece inevitable); en el Cono Sur, se firma en Asunción el Acuerdo del Mercado Común -Mercosur- (el próximo presidente de Brasil, Lula, ¿seguirá  con sus preferencias de fortalecer el Mercosur, o cederá  a las presiones de Washington?); en la Cámara de Diputados, es aprobada la Ley de Convertibilidad (todos sabemos y sufrimos las consecuencias del modelo económico y su gravitación en la actual crisis argentina ), y, en San Miguel de Tucumán, del 23 al 27 de marzo de 1991 se desarrolló el XIV Congreso Argentino de Alergia e Inmunología, y, como invitado especial, concurrió el científico argentino Dr. César Milstein. De esa oportunidad quiero trasmitirles lo siguiente: por un lado, las expectativas de todas las personas que lo esperaban en el aeropuerto de la ciudad de Tucumán para interrogarlo sobre si los anticuerpos monoclonales que él había desarrollado podrían ser utilizados en el tratamiento del cáncer, hasta preguntas acerca del futuro que le aguardaba a la Nación Argentina; por otro lado, transmitirles también que sus ponencias magistrales duraban más de dos horas y sólo se escuchaba su voz, su sabiduría, su sencillez, y su conservado acento argentino -no olvidemos que desde 1964 vivía en Inglaterra- había cautivado a todos los participantes del Congreso. Una de las conferencias, Maduración de la respuesta inmune, tuvo gran impacto. Para ubicarnos en el tema científico de la inmunidad humoral, quiero contextualizarlo desde el punto de vista cronológico. Desde 1902, con E. Fischer, pasando por Erlich, en 1908 -quien adapta del anterior la imagen del modelo para explicar la unión específica entre el anticuerpo (la llave) y el antígeno (la cerradura)- En 1975 Milstein cierra el ciclo con el conocimiento de la estrategia que usa un animal para producir anticuerpos de alta afinidad (llaves que nunca vieron la cerradura), en respuesta a la hiperinmunización que recibe. Milstein decía: "Los anticuerpos monoclonales nos ayudaron a comprender muchos procesos inmunológicos". Volviendo al tema de la conferencia, el investigador desaparecido manifestó, en esa ocasión, que "los anticuerpos son, entre todos los sistemas de reconocimiento biológico, un sistema único, porque nosotros hemos heredado la habilidad, a nivel individual, de inventar cada vez de nuevo las moléculas que son capaces de un reconocimiento de algo que no han visto nunca. Es decir, que es un sistema perfectible, cada vez mejor, cada vez con mayor precisión". Este proceso de mayor precisión en constante mejoramiento es lo que él llamó "el proceso de maduración de la respuesta del sistema inmunológico, como se manifiesta en los anticuerpos “.

Han pasado once años, y todavía no le asignamos a la investigación básica la importancia que requiere para el desarrollo de nuestro país.

Posteriormente, usó de la palabra la Dra. Liliana Castro Zorrilla, quien expresó que rendirle homenaje al Dr. Milstein es acercarlo también a los otros cuatro argentinos que recibieron el Premio Nobel: Carlos Saavedra Lamas, Bernardo Houssay, Luis Federico Leloir y Adolfo Perez Esquivel. La Dra. Castro Zorrila manifestó después que "pocos descubrimientos han producido tanto impacto sobre las diversas ramas de la medicina y la bioquímica como aquellas estudiadas por César Milstein". Dedicó un momento de su exposición a recordar algunas palabras que éste escribió en su autobiografía:

´Mi padre fue un inmigrante judío que se afincó en la Argentina y quedó librado a su propia suerte cuando tenía 15 años. Mi madre era maestra e hija de una familia de inmigrantes pobres. Para ellos, no había sacrificio imposible con tal de asegurar  que sus tres hijos (yo era el del medio) fueran a la universidad. Mi tesis de doctorado se realizó sin ningún tipo de apoyo económico. Tanto Celia (mi esposa) como yo, trabajamos part-time mientras estudiábamos bioquímica clínica, ganando entre ambos lo justo para mantenernos. Los argentinos tienen una potencialidad muy particular y muy rica. Por eso, no entiendo por qué no arrancamos. Creo que no hay ni habrá ningún médico que cure el mal argentino. Lo curan los argentinos o no lo cura nadie´.

Al rendir homenaje a la memoria de este gran hombre, cumplo con un imperativo por todo lo que le debemos y por todo lo que luchó para jerarquizar a su profesión".