En el marco de estas 3eras. Jornadas, organizadas por la Fundación Osde y el Grupo Brasil, se desarrolló este seminario con la presencia -en calidad de expositores- del Dr. Alberto Agrest, académico de Medicina y Profesor Honorario de la Facultad de Medicina de la UBA; la Sra. Nora Bär, editora de Ciencia y Salud del diario La Nación; el Ing. Jaime Belollio, Presidente del Consejo de la Corporación de Televisión de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el periodista y médico Nelson Castro.
En primer término expuso la periodista de La Nación, haciendo hincapié en las fuentes utilizadas para garantizar la veracidad de los artículos publicados en su sección. Se refirió principalmente a las revistas científicas con referato y a los jefes de servicio de los hospitales públicos como fuentes confiables. Habló también del derecho a la información de los pacientes y de las diferencias evidentes entre la labor del periodismo -informar- y la de los médicos -tratar-.
El Dr. Agrest se mostró partidario de regular la actividad periodística relacionada con la salud para evitar la publicación o difusión de noticias sin asidero científico o aún en investigación. Además describió las distintas concepciones para definir "evidencia" demostrando que, en algunos casos, la supuesta evidencia utilizada como argumento no tiene ningún asidero real.
El visitante chileno realizó una presentación dando cuenta de la importante penetración del medio televisivo en la vida social. Dio datos específicos que muestran que -en Chile- el 98% de los hogares tienen televisor (la mayoría 2 aparatos), que se miran en promedio 3 horas de televisión diaria y que las campañas encaradas por ese medio generan un impacto altamente positivo en la salud pública.
La última intervención -del Dr. Castro- puso en tela de juicio la ausencia de las sociedades científicas reconocidas de los medios de comunicación. Se refirió a la baja calidad de la televisión argentina y a la falta de campañas de salud pública de largo alcance. Pero responsabilizó a los propios médicos por la falta de opiniones serias en los medios de difusión, dejando paso a los avisos encubiertos y a profesionales de poca o ninguna trayectoria.
En síntesis, el debate surgido enriqueció tanto a periodistas como a médicos. Se planteó la necesidad de recurrir a fuentes de calidad; la importancia de la participación de médicos reconocidos en la difusión de información para pacientes; la necesidad de regular el flujo informativo y la seguridad de que las herramientas que ofrecen los medios -bien utilizadas- pueden servir para mejorar la calidad de vida de toda la población.