Dra. Mabel Bello

"Una de cada diez adolescentes padece una patología alimentaria"

Jefa de Psiquiatría del Hospital de Gastroenterología Dr. Bonorino Udaondo, Mabel Bello es, además, la creadora de ALUBA (Asociación de Lucha contra Bulimia y Anorexia). Con ella hablamos sobre las actividades de dicha asociación.

Autor/a: Por IntraMed

Indice
1. Una iniciativa por la salud
2. Rol del profesional

¿Qué es ALUBA?
ALUBA es una institución sin fines de lucro que fue formada por padres de pacientes en base a los tratamientos originados en la Sección Psiquiatría del Hospital  de Gastroenterología. En el año 1984 empezamos a trabajar con los primeros casos y en el año 1986 se formó la institución. Los pacientes que tratamos pertenecen al hospital pero la formación de los profesionales, que se hace a través de  cursos de la UBA y en pregrado y postgrado en colaboración con otras universidades, se hace dentro del marco de ALUBA. Nuestra asociación también sostiene la investigación, el desarrollo de los profesionales y la asistencia de profesionales en todo el territorio nacional porque hay filiales allí donde haya padres interesados por formar una delegación.

¿Cuáles son los trastornos que se tratan en ALUBA?
En la razón de su fundación se habla de anorexia, bulimia  y otros trastornos asociados. Tanto es así que nosotros tratamos tanto a comedores compulsivos (enfermedad por atracón) hasta a pacientes que son de la rama pediátrica que tienen el síndrome de especialización en la comida (chicos con una conducta selectiva y constreñida a muy pocos alimentos) o que tienen pica o algún otro trastorno.
Generalmente la conducta alimentaria se relaciona con la conducta social. Por ejemplo, un chico que selecciona la comida también suele dar preferencia a un par de relaciones con las cuales es muy simbiótico; le cuesta trabar relaciones con otros de su generación. Entonces ese chico está trabado en su crecimiento porque no recibe los nutrientes que necesita para crecer y, además, porque esa conducta exclusiva anticipa problemas en la comunicación, en la integración y así como hay que integrar otros alimentos hay que integrar otras relaciones.

¿Usted considera que siempre detrás de un desorden de alimentación hay un desorden o trastorno de personalidad?
Yo diría que tienen mucho que ver la patología alimentaria con las fobias sociales. Una persona, al no poder adaptarse o al tener miedo de adaptarse a su generación, retrocede y empieza a pensar que cambiando de cuerpo va a ser mejor aceptado. Cuando llega a ese razonamiento es porque primero fracasó en la idea de que vale lo suficiente como para integrarse libremente al mundo. A veces es por fobia social, a veces es por una personalidad obsesiva muy rígida a la que le cuesta vehiculizar los cambios de la adolescencia (que son desordenados porque las hormonas hacen irrupción). También hay personas muy impulsivas que tienen altibajos emocionales: ciclotímicas o bipolares o con enfermedad maníaco-depresiva.  Esa impulsividad no puede ser contenida y ante el fracaso social la comida empieza a ser una gratificación.

¿Los trastornos alimentarios son desórdenes que corresponden a esta época?
Siempre hay que destacar que estas enfermedades existieron siempre; sin embargo, es la fuerte presión social que existe, las pautas culturales de hoy que hacen que sean un fenómeno en gran escala en todo el mundo.

¿Qué incidencia de estas patologías hay en la Argentina?
Según nuestras estadísticas (que elaboramos con datos de las escuelas desde hace años) 1 de cada 10 adolescentes padece patrología alimentaría. Pero esto va acentuándose porque detectamos un aumento de prevalencia. ALUBA ofrece un curso de prevención y detección temprana que tiene puntuación para el curriculum de los maestros. Les enseñamos a  acercarse a los chicos para que el señalamiento del docente no aumente su tendencia a esconder lo que le pasa. Les explicamos cómo proceder, cómo es la enfermedad y algunas de nuestras pacientes les cuentan sus experiencias.

¿Cómo influye en el desarrollo de la enfermedad el deseo de las chicas de parecerse a las modelos?
Yo creo que es solo un factor. A mí me ha llamado mucho más la atención escuchar que una mamá diga "sí, pero yo prefiero que mi hija sea flaca y no que sea gorda" como si el opuesto de ser anoréxica fuera ser gorda. Hay en las mamás un deseo de tener hijas flacas y a veces la inducción viene de casa. A eso se suma la revista, la clase de danza, el pediatra que le dice "con dos kilos menos estarías bárbara", usando un criterio estético y no médico. Es pecado de todos, porque todos pertenecemos a esta cultura.