Objetivo:

Evaluar el grado, las causas y consecuencias del retraso desde el momento en que se presentan los síntomas hasta el diagnóstico del retinoblastoma.

Métodos:

Se realizó una revisión restrospectiva de los gráficos de 64 pacientes consecutivos que asistieron al Centro de Cáncer Memorial de Sloan-Kettering con un diagnóstico reciente de retinoblastoma. Fueron excluidos del estudio 7 pacientes que tenían historia familiar positiva.

Resultados:

El tiempo medio transcurrido desde que se presentaron los signos hasta el momento del diagnóstico para los pacientes con enfermedad unilateral y bilateral fue de 1.5 y 2.25 meses (rango: 0-46), respectivamente; para aquellos que presentaron leucocoria y estrabismo en el momento de ingreso, el período medio transcurrido fue de 1.5 (rango: 0-46) y 2.5 meses (rango: 0-24). Los padres fueron quienes notaron los primeros signos en el 75% de los casos.

En el 77% de los casos, se demoró la búsqueda del tratamiento y en el 30%, los médicos de atención primaria  (PCPs) demoraron las derivaciones. Solo 3 pacientes fueron derivados por PCPs exclusivamente por hallazgos realizados durante exámenes físicos.

No se pudo establecer con claridad consecuencias adversas como consecuencia de la demora del diagnóstico, pero se observó una asociación entre la tendencia hacia la pérdida ocular con demoras mayores en pacientes con retinoblastoma bilateral.

Conclusión:

La leucocoria y el estrabismo como consecuencia de un retinoblastoma son usualmente reconocidos primero por los padres que por los PCPs.

Durante las visitas de rutina, los PCPs deberían informar a los padres acerca de la importancia de reportar anormalidades oculares y los niños cuyos padres manifiestan la presencia de una leucocoria (ojo blanco, brillante tipo gelatina) deben ser inmediatamente derivados a un oftalmólogo si se observa una ausencia de reflejo rojo.