Una gran cantidad de autodenominados "dentistas" atiende pacientes en las calles de Lahore, en Pakistán.
Utilizando tenazas, corta alambres y hojar de afeitar en bocas de sus pacientes, sostienen creencias totalmente alejadas de la práctica médica. Algunos aconsejan no lavarse los dientes y utilizar solo los dedos y una pasta vegetal que ellos mismos comercian. Otros sostienen que el dolor de muelas es solo un síntoma de enfermedad digestiva. En su mayoría, no realizan extracciones aunque sí otras prácticas odontológicas.
Miles de pakistaníes utilizan sus servicios frente a la imposibilidad de tratarse con un odontólogo profesional. Los números son elocuentes: un tercio de los 140 millones de habitantes de Pakistán viven bajo la línea de pobreza y ganan menos de u$s 37 por mes. El implante de un diente postizo a cargo de un profesional cuesta, como mínimo, u$s 40.
Observar el trabajo de estos improvisados dentistas provoca horror: los pacientes se sientan en la calle y el "dentista" -que fuma mientras los atiende y no utiliza guantes- apenas lava sus herramientas que igualmente conviven con el humo que echan los miles de autos que transitan por las calles.
El Ministerio de Salud pakistaní intentó terminar con esta práctica, lo cual resulta imposible debido a su gran demanda.