En abril, la Administración Nacional de Alimentos de Suecia, junto con científicos de la Universidad de Estocolmo, advirtieron que la acrilamida, un químico tóxico y potencialmente cancerígeno, se forma en ciertas comidas que se cocinan a altas temperaturas.
Otros estudios en Suiza, Holanda, Reino Unido y los Estados Unidos dieron resultados parecidos.
Ante el alerta, a fines de junio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) organizaron una reunión con 23 expertos, coordinados por Dieter Arnold, del Instituto Federal de Protección de la Salud de los consumidores y Medicina Veterinaria, en Berlín, Alemania.
Entre las conclusiones, dijeron que en la experimentación en ratas de laboratorio, la acrilamida tiene una potencia similar a otros agentes cancerígenos conocidos que se forman al cocinar, como ciertos hidrocarbonos que se forman en la carne frita o a la plancha. Pero los niveles de ingestión de acrilamida pueden ser mucho más elevados.
Por eso, los expertos recomendaron que los alimentos no deberían ser cocinados excesivamente: no deben superar la temperatura de 120 grados Celsius. Y sugirieron un consumo moderado de comidas grasas o de fritos. "No hay suficiente evidencia para recomendar que se eviten ese tipo de alimentos", aclararon.