El denominado tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA) que se utiliza contra el sida no ha modificado las formas clínicas con que se presenta la enfermedad, aunque ha reducido la presencia de algunas enfermedades oportunistas que la acompañan, según los resultados de un estudio publicado en "Medicina Clínica".
Con la introducción del TARGA en 1997, a historia natural de la infección por el VIH ha cambiado: se observa una disminución de las infecciones oportunistas, así como una reducción en la mortalidad de los pacientes con sida.
Investigadores de Sevilla se han planteado si con el TARGA se puede haber modificado la presentación del sida. Para responder a esta cuestión se procedió a realizar un seguimiento de 535 pacientes infectados desde abril de 1999 a diciembre del 2000.
Los resultados han demostrado que la forma de presentación del sida en el área donde se realizó el estudio no se ha modificado desde la generalización del uso del TARGA, salvo por una reducción en la frecuencia de alguna infección (leishmaniasis). A juicio de los autores, esta mínima variación en la forma de presentación se debe probablemente a que, si bien el porcentaje de pacientes infectados que presentan sida es menor desde el uso generalizado del TARGA, el reparto porcentual de las distintas infecciones permanece similar.
Por otro lado, la tuberculosis continúa siendo la forma más frecuente del comienzo clínico del sida, pese a que el número de reservorios potencialmente infectantes podría también haber disminuido al decrecer su incidencia global. En sus conclusiones, los autores indican que, no obstante, son necesarias reevaluaciones periódicas, ya que otras enfermedades que acompañan al sida, como ciertas neoplasias, podrían aumentar su frecuencia en el futuro si se mantiene la disminución en la incidencia de infecciones oportunistas conseguida mediante este tratamiento.