Desordenes emocionales

Ansiedad, somatización, depresión, obsesión-compulsión y cólera-hostilidad.

Los desordenes emocionales cada vez más frecuentes son analizados en este estudio realizado en 300 personas voluntarias utilizando diversos medios y test diagnósticos.

Autor/a: Dres. Shiroma-Matayoshi P., León-Barúa R., Berendson R.

Indice
1. Desarrollo
2. Sujetos y métodos
3. Resultados
4. Discusión
5. Bibliografía

Introducción:

En las versiones tercera y cuarta del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (Diagnostic and Statistic Manual of Mental Disorders, DSM-III y DSM-IV) de la Asociación Psiquiátrica Americana  y la décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) (International Classification of Diseases, 10th ed) de la Organización Mundial de la Salud, los desórdenes emocionales aparecen como entidades nosológicas separadas: desorden ansioso, desorden somatoforme o de somatización, desorden distímico o depresivo, desorden obsesivo-compulsivo, etc.[3, 4, 8, 9, 14].

En 1975, investigando con ayuda de la Lista de Registro de Síntomas-90 (Symptom Check List-90, SCL-90) de Derogatis y col.[7] la existencia de depresión en un grupo de pacientes con meteorismo y dos grupos controles, uno de pacientes con problemas no digestivos y el otro de sujetos normales, encontramos que los pacientes con meteorismo presentaban niveles más altos no sólo de depresión (D) sino también de ansiedad (A), somatización (S), obsesión-compulsión (O-C) y cólera hostilidad (C-H)[13].

En 1981, encontramos lo mismo cuando estudiamos también con el SCL-90 un grupo de pacientes con tuberculosis pulmonar y otro grupo control de pacientes con diversos problemas crónicos no relacionados con tuberculosis [1].

Planeamos, entonces, medir nuevamente con el SCL-90 niveles de todas las dimensiones psicopatológicas ya mencionadas, esta vez en pacientes con depresión, antes y 28 días después de tratarlos con amitriptilina. Todos los niveles inicialmente altos de A, S, D, O-C y C-H se normalizaron con el tratamiento [2].

El hallazgo persistente de copresencia de A, S, O-C y C-H con D, cuando se encuentra esta última dimensión psicopatológica, nos hace dudar mucho de la validez de las clasificaciones arriba citadas.

El objetivo del presente trabajo fue investigar, ahora en un grupo grande de población, si la existencia de D conlleva, al igual que lo ocurrido en los pacientes previamente estudiados, la presencia simultánea de A, S, O-C y C-H.