Se trata de un estudio realizado por científicos británicos de la Universidad de Sheffield con 11 adultos, 30 niños de 6 meses y 30 de 9 meses. Debían distinguir entre rostros humanos y de simios. En el caso de los niños, se calculó el grado de reconocimiento midiendo el tiempo que dedicaban a mirar la cara. Los niños de 6 meses pasan más tiempo observando un rostro que ya conocen, aunque sea de mono, mientras que los de 9 meses y los adultos se concentran mucho más en los rostros humanos.
Según los autores, la pérdida de la habilidad de reconocer caras de simios se debe a que no representa ninguna ventaja evolutiva y sí un beneficio de especialización: los niños, simplemente, comienzan a concentrarse en las caras humanas, que son las de la especie que ven más a menudo.
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Sheffield University
http://www.shu.ac.uk/
Science
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