Especialistas de la Universidad de San Francisco, en California, sostienen que el uso de TA para tratar problemas de salud van ganando la atención, tanto de los pacientes como de los prestadores de salud. Tanto el asma como la rinosinusitis, dicen, son problemas suficientemente importantes como para evaluar la prevalencia de tales prácticas, a las cuales se hace referencia como "complementarias" o "no ortodoxa".
Según los autores, los tratamientos alternativos para el asma y la rinosinusitis tienen un impacto potencial importante sobre el estado de la salud, el cual puede ser directo, por mecanismos farmacológicos beneficiosos o efectos adversos. Pero el impacto también puede ser indirecto, dicen, actuando por el continuo control de la enfermedad percibida por el paciente o provocando una postergación o interrupción de la medicación prescrita u otras estrategias terapéuticas tradicionales. Según la opinión de los autores, es difícil establecer la magnitud de este impacto sobre la salud sin que además se conozca cuál es la población de pacientes que utiliza este tipo de tratamiento ni se sabe cuál de las TA estaría relacionada con el tipo o la gravedad de la enfermedad.
Objetivo:
Estimar la frecuencia de uso de las TA, mediante el análisis de los datos de una encuesta telefónica poblacional, en adultos elegidos al azar del norte de California, que contaban con el diagnóstico médico de asma o rinosinusitis. Se investigó la cantidad de modalidades terapéuticas específicas, incluyendo los remedios herbarios, la ingestión de bebidas conteniendo cafeína, homeopatía, acupuntura, aromaterapia y masajes terapéuticos.
Material y métodos:
Se tomó una muestra telefónica de población al azar, en el norte de California. Los participantes fueron 300 adultos entre 18 y 50 años, quienes informaron personalmente el diagnóstico de asma (n = 125) o rinosinusitis sin asma concomitante (n = 175). realizado por un médico.
Las entrevistas telefónicas fueron estructuras y cubrían variables demográficas y clínica, incluyendo los siguientes tratamientos alternativos usados en los 12 meses previos: remedios herbarios, la ingestión de bebidas con contenido de cafeína, homeopatía, acupuntura, aromaterapia, reflexología y masajes.
Resultados:
De los 127 sujetos (42%) que informaron recibir cualquiera de las TA, 33 (26%) no usaban en ese momento medicamentos recetados, 72 sujetos (24%) usaba hierbas, 54 sujetos (18%) cafeína y 66 individuos (22%) otras TA.
Teniendo en cuenta las variables demográficas, los sujetos con asma tenían más tendencia que los sujetos con rinitis sola a informar que se automedicaban con cafeína. En cuanto al uso de hierbas y otros tratamientos alternativos, no había diferencia significativa en la condición del grupo.
Comentario:
Nuestro hallazgos, dicen los autores, indican que los tratamientos alternativo son aún más comunes entre los pacientes con asma o rinosinusitis que lo calculado con anterioridad y que su Práctica está más difundida que lo que se pensaba. Un estudio de 1991 realizado en 1.539 sujetos (no solo con asma o rinosinusitis) mediante una encuesta telefónica demostró que el 34% había usado terapias "no convencionales" en los 12 meses previos. Sin embargo, dicen, esta prevalencia estaba dada por el uso de técnicas de relajación (13%) y quiroproxia (10%) mientras que las hierbas, los masajes terapéuticos y la acupuntura solo fueron usadas en el 3%, 7% y <1%, respectivamente. El 16% de los pacientes de ese estudio eran alérgicos pero solo el 9% de ellos usaba terapia no convencionales, inclinándose sobre todo por curas espirituales y cambios en el estilo de vida y la dieta. El 11% de los pacientes con problemas pulmonares (no solo asma) usaba alguna terapia alternativa.
En el original, los autores analizan otros trabajos sobre estas prácticas en Estados Unidos y Reino Unido comparables entre sí (figuran en las referencias) en los que puede apreciarse que las TA, aunque variando en su modalidad, son bastante frecuentes.
Los investigadores afirman que los datos obtenidos en su encuesta brindan una visión importante sobre los factores demográficos en relación con el uso de TA. Por ejemplo, dicen, si bien los ingresos y la etnia estuvieron fuerte e independientemente ligados al tratamiento herbario, no se manifestó una asociación estadística con otros tratamientos alternativos incluidos en este trabajo. El nivel educativo, contrariamente a lo esperado, dicen, no demuestra una relación clara con las TA. Los sujetos con algún nivel universitario mostraban mayor tendencia a informar el uso de TA en relación con los graduados universitarios. Dos estudios generales grandes comprobaron una asociación entre la educación superior y la mayor frecuencia de uso de las TA. Por el contrario, ninguno de los estudios identificó a las mujeres como mayores consumidoras de estas prácticas.
Entre las limitaciones de su estudio, los autores mencionan la falta de una historia clínica confirmatoria del diagnóstico de asma o rinosinusitis, de los datos sobre la función pulmonar o pruebas alergénicas. Si estas condiciones fueron mal informadas, dicen, podría afectar las estimaciones realizadas. Los autores no encontraron asociación entre la gravedad de la afección y el uso de TA, pero consideran que una población muy afectada por su enfermedad no tendría que tener diferencias importantes en los resultados.
También tienen en cuenta que las poblaciones de otras regiones pueden ser diferentes a la del norte de California, como puede observarse en un estudio de pobladores rurales de Mississippi, de los cuales el 70% usaba remedios vegetales no prescriptos para síntomas como resfríos, dolor de garganta o tos. En el estudio no se interrogó sobre manipulación quiropráctica para asma o rinitis ni consideraron las respuestas sobre específicos botánicos, ni tampoco preguntaron sobre yoga, tratamiento Ayurveda, naturoterapia o hipnoterapia. Tampoco inquirieron la frecuencia o la regularidad de las prácticas o si los prestadores alopáticos estaban enterados del uso de TA.
Por último, dicen, "es importante destacar que nuestro estudio no fue un análisis longitudinal o un trabajo clínico controlado en el cual se pudieran estudiar los factores externos como predictores de TA o que las prácticas utilizadas pudiesen ser probadas como predictores de evolución de la salud." Pero sí comprobaron una asociación entre las TA y un estado de salud física malo, con una extensión más limitada, y un estado de salud mental más pobre. Sin embargo, tuvieron cuidado de no etiquetar las prácticas estudiadas como previas o posteriores a la declinación del estado de salud. En el futuro, serán de gran importancia los análisis prospectivos para evaluar los riesgos y los beneficios de las TA, teniendo en cuenta la gravedad de la enfermedad, el acceso a la asistencia sanitaria, los costos del tratamiento, la autoeficacia del paciente, las interacciones entre los tratamientos y los efectos adversos. Todas las revisiones citadas que trataron el tema de las terapias manuales como el masaje y la manipulación quiropráctica, acotan los autores, como así la técnica de Alexander, la homeopatía y la acupuntura para el tratamiento del asma, recomiendan realizar más estudios para determinar cuál es su eficacia potencial.
Conclusiones:
Como definición amplia, los autores dicen que "4 de 10 sujetos entrevistados telefónicamente informaron el uso de TA para el asma o la rinosinusitis en los 12 meses previos a la encuesta." Y agregan: "Esta información sustenta otras observaciones indicando un aumento en la última década de la prevalencia del uso de tratamiento complementarios o no ortodoxos". Además, alertan a los prestadores de salud y los analistas de la salud pública y las políticas sanitarias para que presten mayor atención a esas prácticas a la hora de evaluar el impacto potencial sobre la salud en las personas que sufren esas afecciones.