Alejandro tiene 30 años y vive en el barrio de Saavedra. El sábado último, la crisis volvió a darle una sorpresa: su mujer fue al local de Farmacity de Cabildo y Olazábal a comprar Fernisol, un suplemento vitamínico de hierro indispensable para Ignacio, su bebe de un año, y allí le dijeron que el remedio costaba un 55% más. ¿Por qué? La rebaja que le brindaba Galeno YPF, la prepaga que tiene la familia por un convenio con la Obra Social de los Petroleros (OSPE) es ahora del 40%y no del 70%, como hace seis días.
La medida es común a todas las empresas de medicina prepaga. Por la crisis, desde el 1° de este mes, la mayoría decidió bajar al 40% -el mínimo requerido legalmente por el programa médico obligatorio (PMO)- la cobertura para los productos adquiridos en farmacias.
¿Por decisión de quién? Desde el sector se atribuyen culpas en todas las direcciones. "Fue una decisión de las prepagas", dijo anoche a LA NACION Daniel Alvarado, de la Confederación Farmacéutica Argentina. "Lo resolvió la Cámara de Farmacias", retrucaron a este diario desde la oficina de atención al cliente de Swiss Medical Group, que bajó de cubrir entre el 50% y el 70% del costo de los medicamentos al 40%. Medicus, en tanto, redujo la cobertura del 50 al 40 por ciento.
Además, más caros
Es, sin embargo, una parte del problema. Porque lo resuelto por estas compañías se suma a un ininterrumpido aumento en los precios de los medicamentos. Según un relevamiento de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Capital Federal, elaborado sobre los remedios más consumidos en la ciudad, la estampida comenzó el mes último, con alzas que alcanzaron casi el 70% en 30 días. Desde diciembre hasta hoy, el incremento acumula entre el 35%y el 80 por ciento.
Débora Flachsland, de Palermo, lo notó hace pocos días, al entrar en una farmacia porteña: el Flixotide 125, que costaba alrededor de $ 35 el año pasado, oscila ahora los $ 70. Pese al disgusto, el aumento no dejó alternativas: Rocío, su hija de dos años, debe continuar inexorablemente el tratamiento con el neumonólogo.
Las modificaciones alcanzaron a los productos más corrientes. Susana Agüero de Esturla vive en Barrio Norte y tiene cinco hijos. Pocos días atrás fue, como siempre, a comprar una caja de Cafiaspirina, pero el precio le causó esta vez un dolor de cabeza parecido al que pretende calmar casi a diario: si pagaba $ 8,92 en diciembre, paga ahora $ 13,65.
Las mayores subas alcanzan al 80%, un nivel muy superior al que revelan los números de la inflación, que se ubicó en el 20% promedio en el primer cuatrimestre, según anunciará hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos. El jarabe Depakene de 120 mililitros, un anticonvulsivo que costaba $ 11,86 antes de que el presidente Eduardo Duhalde decidiera abandonar la convertibilidad, es otro ejemplo. En enero subió a $ 14,23 (20%); en febrero se mantuvo en el mismo nivel, y el mes último se ubicó en los $ 21,13 (78,2 por ciento).
De acuerdo con la tendencia que muestran los laboratorios, será bastante caro resfriarse este invierno. El descongestivo Refrianex de 20 comprimidos se adquiere, por caso, a $ 18, un 72,7% más que en diciembre, cuando su precio estaba en los $ 10,42. Convendrá, por último, y más que nunca, alejarse de los piojos: la crema Nopucid 10 de 100 mililitros aumentó casi un 60% desde antes de la devaluación.