El Dr. Prusiner, descubridor de la capacidad infecciosa de los priones y Premio Nobel de Medicina en 1997 por este hallazgo, explica que los científicos creían que la acumulación de estas proteínas anómalas se concentraba principalmente en tejidos del sistema nervioso central y del sistema linfático. Sin embargo, su nueva investigación muestra que en el tejido muscular de todo el organismo pueden concentrarse elevados niveles de priones.
Por ello, los autores señalan que las actuales estrategias dirigidas a asegurar que la carne no contenga tejido linfático y nervioso para prevenir la transmisión del agente infeccioso tal vez no son adecuadas. Pero también subrayan que sus resultados son preliminares y que aún es pronto para saber si los priones se forman de manera natural en los músculos de los animales infectados.
En sus experimentos, inyectaron tejido cerebral infectado de ratones y hámsters en los músculos de ratones sanos, y observaron que los priones son capaces de reproducirse en el tejido muscular. La acumulación varía en función del tipo de músculo, siendo los de las patas posteriores los que presentaban mayores niveles.
La investigación demuestra así que el músculo esquelético de los roedores es "intrínsecamente capaz" de formar elevados niveles de estas proteínas anómalas, aunque esto, en cierta medida preocupante, no debería desatar el pánico entre la población, puesto que el riesgo de contraer una enfermedad priónica por consumir carne es incierto. La acumulación de priones varía según el tipo de animal y el tipo de enfermedad, y no todas las clases de priones pueden atravesar la barrera entre especies.
"No hay de qué preocuparse -señalan los investigadores-, aunque debemos darnos cuenta de que existe una posibilidad de que los priones se acumulen en el tejido muscular de otros animales".
Webs Relacionadas
University of California, San Francisco
http://www.ucsf.edu/
Proceedings of the National Academy of Sciences
http://www.pnas.org/