Investigación

Recuperación de Aloinjertos humanos estudio Clinicopatológico

Se estudiaron setenta y tres aloinjertos preservados, los cuales fueron recuperados de 2 a 156 meses después de la implantación con el fin de obtener información sobre los mecanismos de su reparación.

Autor/a: Dres. Enneking WF, Campanacci DA.

Fuente: J Bone Joint Surg Am 2001 Jul;83-A(7):971-86

Métodos:

Los especímenes se estudiaron con técnicas radiográficas e histológicas que permitieron realizar análisis cuantitativos en relación del tiempo de los mecanismos reconstructivos de unión, la reparación cortical. La inserción de los tejidos blancos, las fracturas y las carácteristicas de la interfase entre el cemento y el aloinjerto y del cartílago articular.

Resultados:

La consolidación entre las uniones corticales ocurrió lentamente (aproximadamente doce meses) debido al callo externo derivado del huésped el cuál formo el puente de unión y llenó el espacio entre ambas cortezas. El hueso en el espacio no experimentó una reconstrucción guiada por la tensión, aún después de muchos años, y cuando la unión se rompió intencionalmente, la falla ocurrió en la línea de cemento que marcaba la unión del aloinjerto del huésped. La reparación de la matriz necrótica del injerto fue externa e interna. La reparación externa consistió en la adición de una hoja delgada de hueso del huésped en la superficie externa del injerto, cubriendo aproximadamente el 40% de la superficie en un año y el 80% a los dos años. La reparación interna se limitó a los extremos y a la periferia de las cortezas y penetró tan lentamente que sólo del 15% al 20% del injerto estaba reparado a los cinco años, después de lo cual  la reparación profunda rara vez ocurrió. Las fracturas del injerto en los especímenes recuperados inmediatamente después de la fractura sólo mostraron tejido óseo necrótico adyacente al sitio de fractura, mientras que los que se recuperaron después de que la fractura había sanado mostraron un marcado incremento en la reparación interna del hueso cerca del sitio de fractura. Cuando se usó cemento óseo para fijar la prótesis, no hubo evidencia de resorción ósea o pérdida del dispositivo.

Los especímenes osteoarticuñares no mostraron sobrevida de condrocitos en el cartílago articular. Sin embargo, la arquitectura del cartílago acelular estaba bien preservada después de dos o tres años y ocasionalmente después de cinco años. Los cambios degenarativos tardíos en el cartílago articular coincidieron con la revascularización y fragmnetación subcondral, y las superficies articulares se cubrieron de una membrana de tejido de reparación fibrovascular. Los cambios degenerativos en el cartílago articular ocurrieron más tempranamente y estaban más avanzados en los especímenes recuperados de pacientes que tenían una articulación inestable que en aquellos recuperados de pacientes con una articulación estable.

Conclusiones:

La reparación con aloinjertos humanos de gran tamaño es un proceso lento que sigue un curso bastante predecible durante los primeros años y está influenciado por otras actividades biológicas tales como la reparación de fracturas, los autoinjertos complementarios y la recurrencia de tumores.

Importancia clínica:

Estas observaciones proporcionan un cuadro claro y detallado de la extensión, la ubicación temporal y las deficiencias en la incorporación y reparación de aloinjertos humanos grandes preservados mediante técnicas convencionales de preservación de injertos. Como tal, estas proporcionan una base para los estudios comparativos de la eficacia de las sustancias osteoinductoras desarrolladas recientemente y que actualmente se encuentran en invetigación.