Antecedentes
A pesar de los lineamientos de la Iniciativa para Resultados de Calidad en Diálisis (DOQI) desarrollados en los Estados Unidos, por múltiples razones, un creciente número de pacientes con enfermedad renal en estadio final se están volviendo dependientes a los catéteres para hemodiálisis (HCs) para el acceso para hemodiálisis crónica. Su uso es complicado por fallas frecuentes debidas a trombosis y sepsis relacionada al catéter. En nuestra unidad, todos los HCs son colocados por el departamento de radiología.
Métodos
En un estudio prospectivo, hemos observado los resultados de todos los HCs durante un período de 3 años, a lo largo del cual un total de 573 HCs consecutivos fueron colocados en 336 pacientes. Cada línea fue seguida individualmente hasta que fue removida o hasta la finalización del estudio.
Resultados
En un análisis de supervivencia realizado sobre aquellos HCs que fueron removidos luego de una falla en el HC, la vida media del HC fue de 312 días y la supervivencia a un año fue del 47.5%. Las indicaciones más frecuentes para una remoción del HC fueron falta de funcionamiento (36.6%), sospecha clínica de una sepsis de la línea (16.4%) y la muerte del paciente (14.4%). Utilizando el modelo de probabilidad de Cox, el número de catéteres en un paciente dado y la presencia de diabetes mellitus fueron los predictores independientes de una falla del HC. La incidencia total de sepsis relacionada al HC fue de 1.3 episodios/1000 catéteres por día. La probabilidad de desarrollar una sepsis bacterémica relacionada al HC fue de 27.5% luego de transcurrido un año.
Conclusiones
Menos de la mitad de los HCs fueron removidos electivamente a causa de la disponibilidad de un modo más permanente de reemplazo renal, razón que ilustra el nivel de dependencia que se ha desarrollado sobre ellos como acceso permanente. Consecuentemente, sus limitaciones (infección y mal funcionamiento) se ubican como una carga en aumento en los servicios de atención médica.