Los autores, del Albert Einstein College of Medicine de Nueva York, sospechaban que los folatos y el ácido fólico podían proteger frente a algunos tipos de cáncer, dado que estas sustancias colaboran en el sistema de reparación del ADN.
Examinaron datos de 295 mujeres que habían participado en un gran estudio sobre cribado del cáncer de mama en los años ochenta, y observaron que aquellas que referían consumir más de 367 microgramos de folatos al día presentan menor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
Las recomendaciones estadounidenses cifran en 400 microgramos la cantidad de folatos que deberían ingerirse cada día.
Los folatos se encuentran en distintos alimentos, como verduras, legumbres, zumo de naranja e hígado. Su forma sintética, el ácido fólico, se usa para enriquecer cereales y se administra a embarazadas –antes de la concepción y en las primeras semanas de la gestación- para prevenir defectos del tubo neural en el feto.