Explican que los embriones de sexo masculino ejercen una mayor influencia sobre una determinada hormona que los de sexo femenino. Esas diferencias, según los médicos israelíes ya se pueden observar a partir del los 16 días desde la concepción.
Se refieren a la gonadotropina coriónica humana (GCH), la misma que en los tests de orina revela si existe embarazo. En muestras de sangre de la madre han comprobado que si el embrión es femenino, los niveles de la hormona son una quinta parte superiores antes de las tres semanas de gestación.
Otros estudios anteriores ya asociaban los mayores niveles plasmáticos de la GCH a la presencia de fetos femeninos en los trimestres segundo y tercero del embarazo. Sin embargo, nunca se había observado que la diferencia ya era marcada antes de las tres semanas.
El estudio se llevó a cabo con 347 embarazadas, producto de fertilización in vitro, a las que se midieron los niveles de GCH entre una y tres veces desde el día 14 al 20. Los niveles de HCG en plasma de la madre fueron un 18,5% superiores cuando los embriones eran femeninos.
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