El antioxidante protege a las células beta productoras de insulina de los radicales libres, pero además, para sorpresa de los investigadores, también bloquea la capacidad del sistema inmunitario para reconocer a las células beta y desencadenar su ataque autoinmune. En este sentido, los autores destacan que los antioxidantes pueden ser de gran utilidad para prevenir esta enfermedad y otras patologías autoinmunes.
El antioxidante evaluado es un producto sintético desarrollado hace ya varios años, llamado AEOL 10113, y que se creó para que actuara de forma similar a la superóxido-dismutasa.
En la investigación lo inyectaron a 10 ratones un día antes de trasplantar los linfocitos T que causan diabetes. Tras el trasplante, los roedores recibieron el antioxidante cuatro veces más en un plazo de 9 días. Si bien un grupo de animales no tratados desarrolló diabetes hacia el día 13, ninguno de los que recibieron el AEOL 10113 mostró signos de la enfermedad hasta el día 21, y la mitad siguió sin presentarlos después de 4 semanas.
Los datos sugieren, en opinión de los investigadores, que el fármaco alteró las células inmunitarias. Otros experimentos indicaron que puede prevenir que el sistema inmune reconozca antígenos específicos, moléculas que normalmente desencadenan una respuesta inmune.
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