Todos los eventos abdominales que ocurren fuera del embarazo, pueden ocurrir durante el mismo. Dados los riesgos de aborto y parto pretérmino, es preciso estar seguro de la indicación absoluta antes de una laparotomía en una embarazada. Más aún, los cambios fisiológicos que ocurren en el embarazo, pueden confundir o enmascarar una severa patología intraabdominal.
El cambio anatómico más evidente es la modificación de tamaño que sufre el útero desde su peso de 70 gr. fuera del embarazo a 1100 gr. al final del mismo con un volumen intrauterino de 5 litros o más. Este cambio produce una alteración de los puntos de referencia anatómicos y topográficos. En el segundo trimestre, los anexos se convierten en órganos intra-abdominales, y como el útero se agranda más, se ubican por detrás del útero, haciendo la detección del agrandamiento ovárica por palpación muy dificultosa.
Además, hay también un desplazamiento superior y lateral de los intestinos y del epiplón por el útero. Como lo describió Baer en 1932, el apéndice es desplazado progresivamente hacia arriba y lateralmente desde el punto de McBurney en el tercer mes para estar más cercano a la vesícula biliar al final del embarazo. El epiplón es incapaz por la presencia del útero grávido de contener áreas de peritonitis. La pared abdominal anterior se estira y se eleva, la inflamación subyacente no ejerce a menudo una irritación peritoneal parietal directa, encubriendo así la respuesta muscular (defensa) que se espera que ocurra de otra manera. Incluso después del parto, los músculos abdominales relajados y adelgazados no responden activamente con defensa a la inflamación peritoneal subyacente.
La evaluación clínica y ultrasónica de la paciente, y su posicionamiento en la mesa de cirugía, deben considerar el síndrome supino hipotensivo causado por la obstrucción de la vena cava inferior que puede ocurrir en el 10% de pacientes y que podría comprometer el flujo úteroplacentario subsiguiente. De modo que, estas mujeres no deben permanecer en decúbito dorsal a excepción de períodos breves. A medida que el útero se agranda, la tensión en los ligamentos redondos aumenta. El espasmo del músculo liso en estos ligamentos puede producir malestar y dolorimiento suave en la fosa ilíaca, siendo esto más frecuente en multíparas que en primíparas.
El recuento de glóbulos blancos está elevado en el embarazo, alcanzando un pico a las 30 semanas, con una meseta durante el tercer trimestre. El recuento promedio es alrededor de 9000/mm 3, valores que pueden elevarse hasta 40.000 en el inicio del trabajo de parto.
Este recuento vuelve a valores pregestacionales al sexto día del puerperio. Por lo tanto, la leucocitosis puede no ser de utilidad para el diagnóstico de procesos abdominales tales como una apendicitis.
Aunque la masa celular roja aumenta en el embarazo, hay una mayor expansión del volumen plasmático, dando por resultado una caída del 3 - 4% en el hematocrito. Este hecho debe ser considerado en la evaluación del sangrado uterino o intrabdominal. La concentración de albúmina plasmatica disminuye el 30% en el embarazo así que se necesita tener cuidado durante cualquier infusión rápida de soluciones cristaloides para prevenir el edema pulmonar.
Complicaciones del embarazo
Se pueden dividir en dos grupos:
1. las que ocurren en el embarazo temprano;
2. los que ocurren en un embarazo más avanzado.