¿Cuál es el reconocimiento de este Premio?
Este premio otorgado por el PEN y el Ministerio de Salud reconoce la trayectoria médica a nivel académico y asistencial.
¿Desde cuándo se da y cómo es su metodología?
Este premio se viene dando desde hace 5 ó 6 años. El 28 de noviembre de este año se entregará el Premio al Médico del año 2001. Los ganadores anteriores tuvimos que elegir al ganador entre 70 y 80 currículum anónimos, priorizando la trayectoria académica y asistencial.
¿Cuántas categorías existen en este Premio?
Hay 3 categorías. Junto conmigo se premió a un Investigador de la Fundación Campomar y al Doctor Santiago Pavlovsky.
¿Qué sintió al conocerse premiado?
Sentí una gran emoción y, fundamentalmente, me llenó de orgullo por la gente muy importante que lo ganó anteriormente.
¿Hubo algún otro especialista en Oftalmología entre los ganadores anteriores?
Sí, el Profesor Doctor Enrique Malbrán.
Cuéntenos acerca de su trayectoria asistencial.
Empecé mi formación en el año 1966 junto a mi padre que era en ese momento Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Tornú. Era un Servicio inicialmente chico, con 6 ó 7 médicos, que empezó a crecer y terminó siendo un Servicio de relativa importancia, donde se veían muchos pacientes.
¿Qué influyó en su personalidad médica?
Sin duda en el Instituto de Investigaciones Médicas se forjó mi personalidad médica. Tuve el privilegio de trabajar junto a su Director, el Profesor Doctor Alfredo Lanari. Allí estuve desde 1968 hasta 1978. Durante esos 10 años junto al Doctor Miguel Domínguez estuvimos al frente de la Unidad de Metabolismo ocupándonos de la oftalmopatía de las enfermedades metabólicas.
Ahí aprendí cómo se trataba a un paciente, la seriedad, honestidad y ética médica con que se debe enfocar un diagnóstico y una conducta terapéutica.
¿Qué significó para usted, como especialista en Oftalmología, formarse en un centro clínico?
Tener un enfoque clínico de la especialidad.
Es por esto que las unidades oftalmológicas deben estar dentro de centros clínicos y no como unidades separadas. Existe una relación estrecha entre la oftalmología y la clínica médica.
El ojo es el órgano más apetecible de las enfermedades sistémicas.
Muchas veces se detectan en el examen oftalmológico antes que en el examen clínico enfermedades como la diabetes, hipertensión arterial, dislipemias, leucemias, enfermedades infecciosas como la toxoplasmosis, disfunción tiroidea, la retinopatía del prematuro, que es una de las causas más importantes de pérdida de la visión antes del año de edad, etc.
¿Cómo llegó a ser Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Durand?
Luego de pasar por el Instituto de Investigaciones Médicas, gané el concurso para Jefe del Banco de Ojos de la Municipalidad de Buenos Aires que funcionó en el Hospital Durand. Luego de
2 años en esa función, fui elegido por concurso Jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Durand. En ese Servicio y en el del Hospital Piñeiro funcionaron las primeras residencias municipales de Oftalmología.
¿Dónde funcionó físicamente este Servicio?
El lugar original que ocupábamos nos empezó a quedar chico conforme al crecimiento asistencial. Gracias a la ayuda invalorable de las autoridades del Hospital y especialmente de la Doctora Rita Regueira de Comando, nos otorgaron un patio dentro del Hospital Durand que convertimos poco a poco en un importante Servicio montado con la más moderna aparatología.
¿A cuántos pacientes asiste actualmente este Servicio?
Se ven unos 200 pacientes por día y se efectúan entre
60 y 70 cirugías mayores por mes.
¿Cómo se desarrolló su actividad académica?
Paralelamente a mi desarrollo en el campo asistencial, hice la carrera docente ocupando todos los cargos hasta llegar al de Profesor Adjunto. Hace 2 años gané el concurso de Profesor Titular de la Cátedra de Oftalmología de la Universidad de Buenos Aires, que junto con la que dirige el Profesor Doctor Argento son las únicas dentro de la Facultad de Medicina.
Desde su visión tan particular de la especialidad,
¿qué significa para usted el clínico?
El clínico es imprescindible.
Sin el clínico los especialistas no seríamos nada.