El control esfinteriano suele ser una situación problemática tanto para el niño como para sus padres. Los pediatras son frecuentemente consultados sobre el momento y el método para efectuarlo. Como en muchos problemas de conducta no existen respuestas concretas y sólo se pueden dar sugerencias basadas frecuentemente, en el conocimiento del grupo familiar.
Cuándo:
La mayoría de los niños en los países occidentales consiguen el control esfinteriano entre los 2 y 4 años. Las niñas tienden a ser un poco más precoces. El tiempo promedio desde la iniciación del aprendizaje hasta que se consigue el objetivo es de 3 a 6 meses.
Evaluando la madurez del niño:
La preparación de un niño para comenzar el aprendizaje no debe basarse en su edad cronológica sino en hechos fisiológicos y psicológicos.
Cuando un niño llega a los 18 meses el control esfinteriano reflejo ha madurado y la mielinización de las fibras extrapiramidales se ha producido: ambos procesos son necesarios para el control de la vejiga y el recto. Estos procesos no pueden ser acelerados. Sin embargo, la maduración psicológica no siempre está en consonancia con la maduración fisiológica.
La siguiente lista es útil para valorar el grado de preparación del niño:
- capacidad para caminar hacia la pelela ( o inodoro adaptado)
- estable mientras está sentado en la pelela (o en el inodoro adaptado)
- capaz de permanecer seco durante varias horas
- puede entender ordenes simples
- es capaz de comunicar la necesidad de usar la pelela o el inodoro adaptado con palabras o gestos
- desea complacer a sus padres con los que tiene una relación positiva
- desea la independencia y conseguir el control de sus esfínteres
Se recomienda utilizar una pelela durante los primeros momentos porque los niños se sienten más seguros y estables en ella.
Técnicas de la enseñanza del control esfinteriano:
Las expectativas de los padres sobre el control esfinteriano de sus hijos deben ser evaluadas por el pediatra alrededor del año. Este es el momento para dar consejos anticipatorios , ya que la mayoría de los padres subestima el tiempo que se requiere para completar el proceso. Cuando el niño tiene 18 meses de edad, su capacidad para comenzar el aprendizaje puede ser evaluada teniendo en cuenta las diferencias culturales.
El entrenamiento no debe iniciarse en tiempos difíciles para el niño (mudanza, nacimiento de un hermano, etc) y los padres deben estar preparados emocionalmente para los accidentes inevitables que ocurrirán antes que el proceso se complete.
En el siguiente listado figuran las actitudes de los padres que pueden facilitar el control esfinteriano de sus hijos:
- decidir el vocabulario a utilizar
- asegurar que la pelela este disponible
- permitir al niño que observe a sus padres utilizando el baño
- alentar al niño para que diga cuando necesita evacuar
- felicitarlo cuando lo haga, aun si pide después de haber evacuado
- No esperar resultados inmediatos, habrá accidentes
- Evitar los castigos y las críticas
Después de éxitos repetidos sugerir la utilización de calzoncillos o bombachas. Hacer de esto un momento especial.
Es frecuente que el niño se niegue a evacuar el intestino en una pelela. Es importante que se le permita continuar utilizando el pañal de modo de prevenir el desarrollo de constipación y evacuaciones dolorosas que retardarán aun más el proceso de aprendizaje.
Negativas para el aprendizaje
Las causas orgánicas de fracaso en el control esfinteriano son poco comunes. La causa más frecuente de estas fallas es que el niño no está aun preparado, y por lo tanto los intentos de los padres van a ser inútiles. Debe aconsejarse a los padres no hacer de este tema un conflicto familiar que alterará la relación del niño con ellos y su autoimagen.
Si el niño se niega a comenzar el aprendizaje se sugiere esperar de 1 a 3 meses. Después de esta pausa, habiéndose restablecido la confianza y la cooperación entre el niño y sus padres, la mayoría de los niños pueden recomenzar el aprendizaje.
Si intentos repetidos no tienen éxito o si el niño es mayor de 4 años es importante que el pediatra descarte problemas en la relación de los padres con su hijo y anomalías físicas o del desarrollo neuromotor.
Niños con necesidades especiales:
Los estadios de la preparación para el control esfinteriano son idénticos para todos los niños. Aquellos que son especiales requieren que el pediatra evalúe cuidadosamente la presencia de problemas sociales, adaptativos o por las medicaciones que reciben y que justifican esperar un mejor momento.