La elevación moderada de la temperatura cerebral, cuando se presenta durante o después de la isquemia, podría empeorar marcadamente los resultados de la lesión. Una investigación llevada a cabo en la escuela de Medicina de la Universidad de Viena, Austria, evaluó el impacto de la temperatura corporal sobre los resultados neurológicos luego de una resucitación cardiopulmonar exitosa.
Durante el estudio, los investigadores registraron la temperatura de los pacientes que experimentaron un paro cardíaco de presunta causa cardíaca. Las mediciones fueron realizadas cuando el paciente ingresó a la sala de emergencia y después de 2, 4, 6, 16, 18, 24, 36 y 48 horas. Además, fue registrada la temperatura más baja experimentada dentro de las primeras 4 horas posteriores al restablecimiento de la circulación espontánea y la más alta ocurrida dentro de las primeras 48 horas. Ambos registros fueron correlacionados con el mejor puntaje alcanzado en las categorías de desempeño cerebral dentro de los 6 meses.
Durante los 43 meses de observación, fueron incluidos en la investigación 151 pacientes de un total 698 sujetos. La edad promedio de estos pacientes fue de 60 años (límites intercuatiles, 53-69 años), la duración promedio estimada de falta de flujo fue de 5 minutos (límites inercuartiles, 0-10 minutos) y la duración promedio estimada de flujo disminuido fue de 14.5 minutos (límites intercuartiles, 3-25 minutos). Los investigadores encontraron que 42 (28%) pacientes habían recibido una ayuda básica para sobrevivir que había sido otorgada por un transeúnte.
A los 6 meses, 74 pacientes (49%) exhibieron una recuperación favorable de la función neurológica y un total de 86 pacientes (57%) sobrevivió hasta 6 meses después del evento. La temperatura registrada al momento de ingresar a la unidad de emergencia no evidenció diferencias estadísticamente significativas (P = .39). Los pacientes con una recuperación neurológica favorable exhibieron a los 4 meses una temperatura mínima más alta (35.8°C [35.0°C-36.1°C] frente a 35.2°C [34.5°C-35.7°C]; P = .002) y una temperatura máxima más baja durante las primeras 48 horas posteriores al restablecimiento de la circulación espontánea (37.7°C [36.9°C-38.6°C] frente a 38.3°C [37.8°C-38.9°C]; P<.001) (los datos corresponden a los valores mínimos [límites intercuartiles]).
Los investigadores observaron que por cada grado Celsius superior a los 37°C se incrementó el riesgo de una recuperación neurológica desfavorable con una odds ratio de 2.26 (95% intervalo de confianza, 1.24-4.12). De esta manera, los investigadores creen que la hipertermia es un factor potencial para una recuperación desfavorable de la función neurológica después de una resucitación cardiopulmonar exitosa.