Infectología

Riesgo de convulsiones después de la vacunación con DPT o triple viral

La administración de estas vacunas se asoció con un aumento del riesgo de convulsiones febriles.

Autor/a: Barlow W.E., Davis R.L., Glasser

Fuente: New Eng. J. Med., 2001, 345, 656

Un grupo de investigaciones del CDC (Centros para el control de las Enfermedades) en EE.UU. realizó un importante estudio para valorar el riesgo relativo de convulsiones entre los niños vacunados.

Fue un estudio de cohorte en 4 centros de salud muy importantes. Se revisaron las historias clínicas de los niños que habían presentado convulsiones.

A partir de las mismas se realizó el cálculo de los riesgos relativos de convulsiones febriles o no después de 340.000 vacunaciones con vacuna triple bacteriana, 138.000 vacunaciones con triple viral o los que no habían tenido vacunaciones recientes.

Aquellos niños que habían tenido convulsiones febriles después de la vacunación fueron seguidos de modo tal de identificar cual era su riesgo alejado padecer convulsiones subsiguientes o alguna otra patología neurológica.

La vacuna triple bacteriana (DPT) se asoció con un aumento del riesgo de convulsiones febriles sólo en el día de la vacuna.

En el caso de la Triple viral, el mayor riesgo de convulsiones febriles se presentó de 8 a 14 días después de haberse administrado la vacuna.

El número de convulsiones febriles atribuibles a la administración de estas vacunas se estimó que era de 6  a 9 para la triple viral y 25 a 34 para la triple viral cada 100.000 niños. Estos resultados son consistentes con otros estudios publicados.

Es de destacar que  el seguimiento alejado, de  los niños que presentaron convulsiones febriles después de la vacunación indica que no tienen un riesgo mayor de presentar convulsiones, epilepsia o trastornos del desarrollo neurológico en relación a otros niños con convulsiones febriles que no han recibido la vacunación.

Desde que se realizó este estudio la vacuna  triple bacteriana acelular, en los Estados Unidos por lo menos, ha reemplazado a la vacuna clásica.
 
Este incremento transitorio en el riesgo de convulsiones febriles no debe hacer dudar de los beneficios de la vacunación. Estas vacunas no sólo han reducido la morbimortalidad por las severas patologías que previenen sino que además han reducido la incidencia de problemas neurológicos que podrían haber sido consecuencia de estas patologías.