La "intuición de la totalidad" es una capacidad de la mente humana, que permite unir elementos dispersos para construir un todo, que lo integra en una síntesis capaz de generar un diagnóstico preciso del trastorno que aqueja al paciente. Esa globalización que se constituye en un nuevo objeto de conocimiento no es captable a través de la mera descripción de los síntomas y otros hechos aislados que pueda presentar el asistido.
La observación médica es un acto médico complejo que se desarrolla en tres momentos consecutivos, aunque por exigencias didácticas los presentemos separados:
a) Inspección y examen pormenorizado del paciente. El objetivo es descubrir su modo peculiar de estar en el mundo.
b) Investigación de las quejas sintomáticas y de los signos patológicos que presenta el paciente. El objetivo es adquirir un conocimiento cabal del trastorno que lo afecta.
c) Establecer fácticamente una relación terapéutica con el paciente. El objetivo es reunir e interpretar los signos recogidos para formular un diagnóstico y un pronóstico que den cuenta del estado en que se encuentra el paciente y de la evolución que tendrá. Cumplidos estos recaudos se formulará el plan terapéutico y se seguirá la observación clínica a través de la relación médico-paciente que se tratará de profundizar.
La observación clínica deberá ser completada con los exámenes de laboratorio y aquellos procedimientos técnicos que se consideren necesarios. Es un requisito básico conocer la singularidad del trastorno, captando en esa especificidad aquello que es general en otros pacientes afectados de idéntico mal. Para elaborar un proceso de conocimiento clínico operante, lo particular no debe negarse en lo general. Para manejar con provecho la observación hay que penetrar en esa sutil dialéctiva de lo disímil en lo similar -y no lo similar en lo disímil. Es pertinente para ello reemplazar la explicación por la comprensión. Los fenómenos psíquicos no pueden categorizarse con los parámetros de las ciencias naturales. La comprensión como enseñó Jaspers es la clave de la psicopatología. El saber psicopatológico no se adquiere sólo en los buenos tratados, sino además con una práctica vivencial guiada por un maestro que sepa y que tenga vocación por enseñar al lado del paciente. La clínica es ciencia y arte -conocimiento y saber hacer.
Se equivoca quien crea que el enfermo es un pasivo muestrario de síntomas psicopatológicos, que pueden ser categorizados por simple agrupación sindromática, en entidades nosológicas conocidas. El paciente es una persona que necesita no sólo un rótulo que pretenda explicarla, sino que se comprenda, antes de examinarlo, el cambio que se operó en su forma peculiar de estar en el mundo.