Sostiene C. Koupernik que la teoría de la degeneración formulada por B. A. Morel en su Traité des Dégénérescences (1857) y retomada por V. Magnan (1895) dieron legitimación al eugenismo en Francia. A partir de la observación de que en ciertas familias la enfermedad mental aparecía en generaciones sucesivas y con gravedad creciente, Morel construyó su teoría de la degeneración, dando origen a una doctrina generadora de exclusión. En el siglo XX estas ideas se continuaron en prácticas y propuestas diversas.
Por una parte, Edouard Toulouse (1865-1947), psiquiatra hospitalario y periodista, un hombre de acción y progresista que creó el primer servicio de puertas abiertas, popularizó la idea de una prevención de las enfermedades mentales, apoyado en el tratado de Morel.
Pero también la noción de degeneración tuvo una derivación racista. El Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas del conde J. A. de Gobineau (1816-1882) contó con la adhesión de un británico, luego alemán naturalizado, H. S. Chamberlain (1855-1927), yerno de Richard Wagner. Estas ideas racistas llevaron a los exterminios del régimen de A. Hitler.
Finalmente, la teoría de Morel desemboca en las propuestas de dos importantes científicos franceses galardonados con sendos Premios Nóbel, Alexis Carrel (1912) y Charles Richet (1913): desembarazarse -mediante una ejecución "dulce", de todos los "inútiles", los "tarados", sifilíticos, tuberculosos, jorobados, epilépticos, locos, criminales. Puede consultarse al respecto el best-seller de A. Carrel L'homme, cet inconnu (1935). Ch. Richet, fue el descubridor del mecanismo de la anafilaxia y adhiró a las ideas de Carrel.
En Francia está vigente la polémica acerca de si fue esta posición ante los enfermos mentales y los criminales la que originó la "muerte dulce" (muerte de hambre) de más de 40.000 internados en hospicios franceses entre 1940 y 1944.
El eugenismo, hoy. El término "eugenismo" designa la doctrina filosófica y científica que tiene por fin una hipotética mejora de la especie humana; "eugénica" es el término que designa los progresos técnicos logrados en ese terreno. Dentro del eugenismo hay dos posturas contrapuestas. Una, el "creacionismo" (Morel) es la de los creyentes, que consideran que el hombre, criatura divina es perfecta en su origen y que la imperfección ulterior resulta del pecado original. La otra, la de los "científicos" constatan la imperfección, y consideran que la ciencia obra obteniendo victorias sobre la Naturaleza (que es la que origina las enfermedades). Si bien es una división simplista y que no refleja todas las posiciones al respecto, el meollo de la discusión se plantea en términos de si hay que poner o no freno a los avances científicos.
En la práctica, esto deriva en cuestiones éticas y bioéticas concretas en relación hoy, a los enormes avances de la genética. ¿Puede o debe influirse sobre la transmisión genética? ¿Se puede o se debe interrumpir un embarazo si el feto es portador de anomalías genéticas? ¿Es ética la clonación? ¿Y la experimentación en embriones? En medios franceses estos interrogantes están en el candelero, una discusión que trasciende las fronteras de lo "puramente" científico. Hay una aceptación unánime de la contracepción en las mujeres discapacitadas mentales que no podrían asumir un embarazo y sobre todo las responsabilidades de la maternidad. También se la utiliza con los hombres, siempre que sea practicada y controlada por un miembro del entorno o un adulto resposable. El Comité consultor nacional de ética no prohibe y prevé, si así se lo decide, que haya juntas consultivas conformadas por profesionales de disciplinas diversas (médicos, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, magistrados) para que las decisiones sean tomadas con equidad. La discusión se plantea en términos del diagnóstico y de los posibles avances de la ciencia que puedan hacer reversibles discapacidades supuestamente irreversibles.
Menciona Koupernik que, desde de la Segunda Guerra, 17.000 esterilizaciones eugénicas fueron practicadas en ese país, reveladas por Charlie Hebdo (10 de setiembre de 1997). Señala que lo irresuelto es que la ley francesa prevé que una acción de ese tipo debe ser practicada con el consentimiento del sujeto, y se discute el valor del consentimiento de un discapacitado mental.
La genética ha dado elementos para pensar que, tal como lo planteaba la teoría de la degeneración de Morel, podría producirse un proceso de agravamiento de ciertas patologías en generaciones sucesivas. Pero la anticipación de la probabilidad de la patología no tiene por qué comportar necesariamente el castigo, la otra cara de tal teoría. La ciencia no es sólo predictora, también aporta soluciones otrora impredecibles. ¿Por qué evitar lo que la ciencia podría llegar a solucionar?
Otros interrogantes surgen cuando se trata de elegir embriones para un implante. Estas cuestiones inciden directamente en las decisiones y mecanismos en lo que hace a la comercialización del genoma. Francia considera que la duración del procedimiento (y su precio) hacen que no deban implantarse embriones a los que se sabe portadores de anomalías. Esta postura no es compartida por otros miembros de la CE.
La derivaciones éticas no terminan ahí. Los descubrimientos genéticos, ¿pueden ser empleados por las compañias aseguradoras a la hora de cubrir riesgos o aceptar a sus clientes? ¿Y por las empresas en la selección de su personal, no tomando a aquéllos que en un futuro puedan llegar a ocasionarles gastos adicionales por enfermedad?
C. Koupernik subraya la división que se produce entre las posiciones utilitaristas y las humanistas. Considera que los psiquiatras no pueden soslayar la defensa de esta última.