Pérdida del olfato
Impacto del deterioro olfatorio sobre la calidad de vida y la discapacidad
Los pacientes que reportan deterioro del olfato persistente posterior a pérdida olfatoria previamente documenta muestran un nivel más elevado de discapacidad y poseen una calidad de vida más baja que aquellos con resolución evidente del compromiso olfatorio.
Un total de 1407 pacientes fueron examinados por alteraciones del olfato y del gusto desde 1984 hasta 1998. Las encuestas fueron enviadas por correo a 1093 pacientes que tenían puntajes anormales en los exámenes realizados; 420 (38.4%) encuestas fueron completadas. Los pacientes fueron agrupados según autoevaluación sobre deterioros en su capacidad de oler (aquellos que informaron déficit persistente) o mejorías de dicha capacidad (aquellos que informaron no tener problemas para oler cuando fueron estudiados). Los investigadores compararon entre los dos grupos las frecuencias de respuestas a preguntas acerca de la capacidad para realizar actividades comunes propias de la vida diaria y sobre asuntos relacionados con la calidad de vida.
Los resultados obtenidos dieron cuenta que el número medio (±SD) de actividades propias de la vida diaria afectadas por la pérdida olfatoria fue 4.70 ± 3.56 para el grupo con deterioros y 0.61±1.58 para el grupo con mejorías (P<.001). Entre las actividades específicas, los deterioros más comúnmente mencionados fueron la capacidad de detectar alimentos en mal estado (grupo con deterioros versus grupo con mejorías. 75% vs 12%; P <.001), pérdidas de gas (61% vs 8%; P<.001) o humo (50% vs 1%; P<.001); capacidad para comer (53% vs 12%; P<.001); y para cocinar (49% vs 12%; P<.001). Asimismo, diferencias en temas relacionados con la calidad de vida fueron informados primariamente en las áreas de seguridad y alimentación. Finalmente, la satisfacción global con la vida fue reportada por el 87% del grupo con mejorías pero sólo por el 50% de los pacientes del grupo con deterioros (P<.001).
De tal manera, el grupo investigador concluyó que los pacientes que reportan deterioro del olfato persistente posterior a pérdida olfatoria previamente documenta indican un nivel más elevado de discapacidad y poseen una calidad de vida más baja que aquellos con resolución evidente del compromiso olfatorio.