Dormir y soñar

Los sueños en la psiquiatría contemporánea

Las nuevas técnicas en el campo de la neuroimagen junto con el refinamiento y mayor sensibilidad de las técnicas psicológicas cognitivas, hacen del soñar un tema ideal para la exploración experimental acerca de las relaciones entre mente y cerebro, un tema nodular de la psiquiatría.

Autor/a: Dr. Morton F. Reiser

Fuente: American Journal of Psychiatry 2001; 158:351-359.

Desde que en 1953 Aserinsky y Kleitman descubrieron el sueño REM, se abrió una nueva era para la investigación de este estado del cerebro, tanto en humanos como en animales. Sin embargo, estos datos, ricos desde la neurobiología, dicen mucho acerca del soñar en el cerebro, pero nada acerca de la mente soñante. De la mente que sueña trata el psicoanálisis y la psicología clínica. En una cuidadosa e inteligente revisión del tema, Morton F. Reiser, M.D.  busca los puntos de articulación y complementación entre ambos enfoques científicos.

Considera que un punto de vista promisorio al problema mente/cerebro es el intento de mapear la mente en el cerebro, para buscar correlatos neurales de la función mental. En lo que hace al soñar, las correlaciones que se buscan corresponden a: 1) el contenido y el proceso de la mente soñante; 2) la neurobiología (fisiología y anatomía clínica) del cerebro soñante. Las ciencias de la mente y del cerebro pertenecen a campos diferentes y sus unidades de análisis no son intercambiables.. Por eso el estudio paralelo de mente y cerebro revela co-variaciones o correspondencias, más que secuencias de causa-efecto.

En los últimos años, muchos experimentos clínicos psicofisiológicos encontraron correspondencias entre aspectos cualitativos y cognitivos del contenido del sueño y los problemas emocionales propios del soñante por un período de tiempo mucho más amplio que el de la noche del experimento. Estas correspondencias pusieron sobre el tapete el papel de la memoria y de la emoción en el proceso del sueño. La emoción, vale recordar, ocupa ambos dominios, el de la mente y el del cerebro, y puede por ende dar una clave para entender los mecanismos que ligan la covariancia, así como datos de la mente y del cerebro que se corresponden. La emoción puede ser estudiada por ambos métodos.

En noviembre de 1998 estos temas se plantearon en un debate abierto entre J. Allan Hobson y Mark Solms en un encuentro del grupo neuropsicoanalítico del New York Psychoanalytic Institute.

Solms, neuropsicólogo y estudioso de Freud, ha conducido extensas investigaciones clínico anatómicas acerca de la neuropatología de los trastornos clínicos del dormir y el soñar. Señala que los sueños pueden producirse en ausencia de la fase REM del sueño, y que puede haber sueño REM sin soñar. En sus estudios clínico anatómicos (que incluyeron 332 pacientes con lesiones cerebrales) halló sólo dos zonas del cerebro frontal asociadas con el cese del soñar: una localizada en la unión occipito-temporoparietal; la otra el cuadrante ventromedial de los lóbulos frontales que involucraban la interrupción del sistema dopaminérgico mesocortical-mesolímbico del cerebro frontal ventromedial. Este sistema de haces  es el que Panksepp (1993, 1998) identificó como el sistema "curiosidad-interés-expectancia", el sistema asociado con los estados de apetitos instintuales, y es un sistema que yace en el área de mayor actividad durante el sueño REM, tal como lo han revelado los estudios a través de PET . El mismo sistema, señala Solms, que en los años 40 se seccionaba en el tratamiento de la esquizofrenia (leucotomía). A su vez Solms considera que este sistema de haces ventromedial del cerebro frontal (que comanda la "curiosidad-interés-expectancia") es un sistema secundario para instigar la activación del cerebro soñante, algo así como el desencadenante actual , y postula que los estímulos apetitivos dopaminérgicos podrían actual como "demandas sobre la mente para trabajar" durante el dormir del soñar. Sin embargo permanece sin aclarar cómo los mecanismos pontinos y del cerebro anterior podrían estar vinculados para producir los sueños. Sin embargo, cree que en esta línea es más posible articular la postura neurobiológica con los hallazgos de Freud.

Las imágenes oníricas están ligadas a otra función mental que es la memoria.. Al pasar a través de las estructuras límbicas que generan y regulan la emoción, la huella perceptual queda inextricablemente unida al afecto que acompañó su procesamiento en la memoria. Estos hallazgos brindan apoyo a la idea de que hay redes neurales permanentes
de la memoria organizadas por la emoción, idea que es isomórfica con el concepto psicoanalítico de redes asociativas en la mente. Por mucho que la neurobiología explique imágenes y procesos del soñar, no explica cómo o para qué propósito la información afectivamente organizada de la memoria procesada en la mente/cerebro se organiza en el formato episódico del sueño manifiesto. Ni explica tampoco cómo las imágenes y actividad onírica se transducen de hecho en la conciencia del soñar. Tampoco da respuesta a fenómenos como los sueños repetitivos, las pesadillas, y los sueños post-traumáticos.

Reiser, neuropsicólogo y psicoanalista, aconseja dejar de lado las inquietud acerca de si la neurobiología confirma o refuta las hipótesis freudianas; sería más productivo, dice, tomar el rico legado teórico de Freud como una fuente generadora de hipótesis, un desafío tanto para el psicoanálisis como para la neuropsicología cognitiva.