Se define a la anemia como la concentración de hemoglobina menor a 11 g/dl en el primer y tercer trimestre y menor a 10,5 en el segundo trimestre. Fuera del embarazo se toma como valor límite 12 g/dl.
Durante el embarazo, sobre todo en el segundo trimestre, se produce un aumento del volumen plasmático hasta del 50% y un aumento de la masa de glóbulos rojos hasta de un 20-25 %, esta última en menor proporción que el aumento del volumen plasmático, dando como resultado una hemodilución. Esto lleva a una disminución de un 3 a 5 por ciento del hematocrito. Este es el fenómeno mal denominado "anemia fisiológica del embarazo". Durante el último trimestre, el aumento en el volumen plasmático llega a una meseta, pero los glóbulos rojos continúan aumentando, lo que aumenta ligeramente el hematocrito. Debido a esta hemodilución fisiológica, los cambios en la hemoglobina y el hematocrito deben evaluarse de acuerdo a la semana de gestación y el trimestre.
Valores de hemoglobina y hematocrito en el embarazo según la edad gestacional y el trimestre.
El estudio de las anemias se basa en la anamnesis, el examen físico y el laboratorio. Se debe interrogar acerca de las pérdidas de sangre, tendencia a las hemorragias espontáneas o ante mínimos traumatismos, exposición a drogas o productos tóxicos, antecedentes de malabsorción, tuberculosis, enfermedades autoinmunes, neoplasias, etc. El examen físico debe incluir la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, el ortostatismo, la palidez cutaneomucosa, los signos de insuficiencia cardíaca congestiva, la presencia de petequias, el aspecto de la lengua, el examen abdominal en busca de hepato/esplenomegalia, el examen neurológico, el tacto rectal, la presencia de dolor óseo, etc. Los estudios iniciales de laboratorio deben incluir a la hemoglobina, el hematocrito, los índices hematimétricos, el recuento de reticulocitos y el frotis de sangre periférica. Para valores normales ver tabla.