Conferencia
El arte de la simpatía
Texto resumido de la Conferencia del Dr. Cabral en la sede "José Hernández" de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), el 31 de octubre de 2000. Con ese acto se cerró el ciclo 2000 de Arte y Medicina que se realiza todos los años, dirigido por el Dr. Cabral.
Indice
1. Primera Parte
2. Segunda Parte
3. Tercera Parte
4. Cuarta Parte
5. Referencia 1
Según el diccionario de nuestra lengua, simpatía es -etimológicamente- comunidad de sentimientos. En una acepción más amplia es, primero, conformidad, inclinación o analogía en una persona respecto de los afectos o sentimientos de otra; luego, modo de ser y carácter de una persona que la hacen agradable y atractiva a los demás; tercero, inclinación instintiva hacia personas y cosas.
Estos significados remiten a una consideración parcial y un tanto superficial de la simpatía que es algo más trascendente que estos escuetos enunciados. Vulgarmente, la noción de simpatía transcurre en niveles más bajos de conceptualización. Esta afirmación no implica desmerecer el concepto popular de la simpatía, sino ubicarlo en el sitio real que se le otorga. Si hiciéramos una encuesta callejera preguntando qué es la simpatía, la respuesta de mayor consenso tal vez sea ésta: Simpatía es tener buena onda...no tirar pálidas. Esto daría debida cuenta que el concepto está alojado para el común de la gente en las trivialidades del trato social. Para no excedernos en el juicio conviene recordar que trivial viene de trivio, que designaba al antiguo conjunto pedagógico con que se enseñaba la elocuencia, basado en el aprendizaje de tres artes liberales: la gramática, la retórica y la dialéctica.
La simpatía está involucrada en una problemática gnoseológica de primer orden que exige analizarla para ir develando su esencia. La existencia de realidades psíquicas ajenas a las propias de cada individuo es un conocimiento no adquirido o que no se tiene en cuenta en el trato con el otro. Mediante el ejercicio de la simpatía o, en otras palabras, al acercarnos simpáticamente al otro, se facilita establecer una relación intersubjetiva que permite el intercambio no solo de pensamientos sino también de sentimientos. En ese diálogo en que priva el afecto aprendemos o ratificamos fácticamente que no todos pensamos o sentimos lo mismo ante situaciones o acontecimientos vividos. Al mismo tiempo interiorizamos formas de pensar y de sentir que nos son extrañas. Pero esa interiorización no comporta hacerlas nuestras sino comprenderlas y compartirlas.
Las discrepancias teóricas más relevantes se sitúan a nivel de cómo se desenvuelve ese proceso cognoscitivo y afectivo que se despliega con el acto de la simpatía.
Max Scheler (1874-1928), filósofo alemán, discípulo de Husserl, que aplicó el análisis fenomenológico al problema de la cultura y los valores éticos es, a mi modo de ver, quién reflexionó con más hondura, sabiduría y sagacidad sobre la simpatía, polemizando con todos aquellos que se ocuparon de este tema desde sus específicos sitios científicos. Scheler no solo los refutó prolijamente, sino que también elaboró tesis que persuaden por su coherencia y pertinencia científica y seducen por su perspicacia para captar los más íntimos pensamientos y sentimientos humanos.