En Holanda, el primer país en legalizar la eutanasia, ya se está pensando que se puede legalizar el uso "controlado" de una pastilla para el suicidio de ancianos "deprimidos" o "cansados de vivir", según han difundido los medios de comunicación. Esta información no ha hecho más que avivar el fuego del debate público y de la bioética sobre el tema, que ya lleva unos cuantos años.
De la sabiduría antigua heredamos el primer principio del arte de curar relacionado con la vida: "Primun non nocere", "lo primero, no dañar". De este modo, las conductas bioéticas se compendian en esa vieja regla de oro. Todo lo que daña la calidad de vida no es ético, cualquier conducta que atente contra ella no es lícita. En este principio se asientan la responsabilidad y trascendencia del acto médico que, de una u otra manera, tiene que ver con la vida. Cualquier decisión médica, ética, supone una base moral.
Pero los nuevos descubrimientos están cambiando la Medicina y los conocimientos sobre la biología humana y la ubicación del Hombre en la naturaleza, lo que está obligando a una adaptación de la mente de los médicos. Los nuevos aspectos de las ciencias naturales, principalmente de la biología molecular y la genética, están provocando una nueva filosofía médica sobre la salud, la enfermedad y la existencia humana.
Las nuevas tecnologías y herramientas diagnósticas y terapéuticas están aumentando enormemente la habilidad de los profesionales para detectar enfermedades y alterar su curso, lo que requiere una actualización y especialización cada vez mayor para enfrentar esta tendencia tan acelerada. Esta gran capacidad técnica que ofrece la Medicina actual está cambiando la relación entre la profesión médica y la sociedad y enfrenta a los médicos ante nuevos "dilemas éticos" relacionados con el comienzo (manipulación de óvulos y embriones, clonaciones, fertilización artificial, implantes) y el final de la vida de los seres humanos (transplantes de órganos, alimentación artificial, respiración asistida, diálisis renal. Esos dilemas enfrentan a toda la comunidad, y no sólo médica, a decisiones éticas y morales que permanecen todavía en largas y teóricas discusiones, aunque ya en Holanda una de ellas a pasado a ser una realidad.
Según manifiesta el filósofo Jose Alberto Mainetti a La Nación (1), "la legalización de la eutanasia en Holanda marca un paso importante en el camino que sigue el mundo desarrollado" y agrega que "las nuevas disciplinas relacionadas con una nueva gestión del cuerpo han dado lugar a la bioética, que intenta poner orden en el dominio de la vida, y que a su vez implica un plano biojurídico y biopolítico. De acuerdo con sus expresiones, "la mayor objeción que se puede hacer a la legalización de la eutanasia es política. Básicamente, se teme que en este terreno resbaladizo la eutanasia activa voluntaria pueda deslizarse hacia la involuntaria, donde el paciente no pide poner fin a su vida (es la muerte conveniente, el "sacarse de encima" al paciente)".
Es interesante la mención que hace Mainetti en esa entrevista sobre los Cuidados Paliativos, una rama de la medicina que se ocupa de acompañar al paciente en los últimos meses de vida, no con el fin de curarlo sino de paliar su sufrimiento. Se trata de los llamados cuidados paliativos, que se enfrentan a la eutanasia. "En la Argentina", dice Mainetti a La Nación, "queda mucho camino por delante". "Aún no sacamos la ley de enfermos terminales (de cómo se implementan los cuidados paliativos). Entonces, sería injusto introducir la eutanasia si para el paciente no existe antes la opción paliativa. La eutanasia no tendría justificación moral si no atendemos a las necesidades del moribundo."
* Dra. Marta Papponetti.
Especialista en Medicina Interna.
Docente autorizada de la UBA
Presidente honoraria de la Sociedad Argentina de Perdiodismo Médico