Salud Pública

La sustentabilidad económica del sector salud

Como una lente de aumento, la salud refleja, y también magnifica los cambios que un país experimenta en todos los órdenes. Ligada al destino general de una Nación, a medida que un país se transforma el Sistema de Salud debe hacerlo también.

Autor/a: Dr. Oscar Renna

Indice
1. Análisis de la problemática mundial
2. Situación en Argentina
3. Gasto en salud de la Argentina
4. Currículum del Autor

Vivimos tiempos de cambio, con el comienzo del nuevo milenio las transformaciones se hacen más intensas en la historia de la humanidad. La extensión, la profundidad y la rapidez de los cambios revelan que nos encontramos en un proceso crítico de transición. La brújula para navegar con éxito esta nueva era consiste es aprovechar el pasado, innovar el presente y anticipar el futuro.

El avance económico, el bienestar social y la estabilidad política dependen de la buena salud. No puede haber progreso general sin un Sistema  que atienda las legítimas aspiraciones de toda la población.

La escasez de los recursos económicos y financieros destinados al sector salud en relación con las necesidades crecientes es una constante en todos los países, que plantea crudamente el problema de la sustentabilídad del sector  bajo las actuales reglas de juego.

Los factores sociales y económicos  están demandando un cambio en el Sector Salud

La gran cantidad de patologías que inundan la literatura médica y otras nuevas que  han aparecido e incrementado el sistema como el SIDA, adicciones, enfermos mentales, accidentes de tránsitos, etc. requieren mucho más recursos para su  diagnóstico, tratamiento y rehabilitación.

Los cambios demográficos también originan nuevas demandas de atención sanitaria. El sector salud deberá reforzar los servicios específicos de la tercera edad, Hospitales de Día, atención e internación Domiciliaria, amas geriátricas, programas de rehabilitación y tratamientos psicogeriátricos.

Estas nuevas necesidades exigen revisar a fondo el Sistema para que en la próxima década la población pueda seguir recibiendo una asistencia de calidad que cubra las necesidades básicas de salud.
Por otro lado la acelerada urbanización  genera riesgos, al tiempo que acerca  la población hacia los principales núcleos donde se concentran los  recursos médicos.

En los últimos años las expectativas de los Usuarios-Clientes -Pacientes -Enfermos,  hacia los servicios sanitarios han variado en cantidad y en calidad. Los sentimientos acerca de la enfermedad siguen siendo los mismos, sin embargo la gente parece  saber más sobre temas médicos variando las expectativas y sus exigencias.  Las razones que han originado esta situación, se encuentran, con un entorno medicalizado, adelantos tecnológicos a los que todos quieren tener acceso, mayor conciencia social de la salud, exigencias de  los derechos de consumidores y usuarios, ausencia de participación económica en el momento de recibir la asistencia que genera una falsa percepción de que los servicios sanitarios no tienen costos.

El último factor, el económico, tiene un significado especial que no debe perderse de vista. Existe un vínculo profundo que une a la Salud y a la Economía.
A diferencia de otros productos los Servicios de Salud tienen una naturaleza dual:
por una parte, constituyen un componente fundamental del desarrollo y el bienestar social;  y por la otra, forman un creciente sector de la Economía.

La importancia del Sector Salud dentro de una Economía puede ilustrarse haciendo referencia a su participación dentro del Producto Bruto Interno. Dado que los servicios de salud constituyen una inversión, un indicador de su importancia sería su contribución a la formación del PBI. Sin embargo, la información disponible hasta ahora se limita a la proporción del PBI destinada a gastos en salud.

Las economías de mayor PBI a nivel mundial y que a su vez destinan mayor porcentaje del mismo a salud, el caso extremo lo representa EE.UU., que  en 1994 rebasó el14 %, muy superior al gasto militar o educativo. De hecho este  nivel de gasto en Salud es prácticamente equivalente a todo el PBI del Reino  Unido, lo que haría del Sistema de Salud Norteamericano la séptima economía  más grande del mundo.

Alemania 9.2 %, Canadá 9.1 %, Suecia 8.8% y Reino Unido 6.1 %, de su PBI, también padecen restricciones presupuestarias y tienen que priorizar sus acciones buscando la mejor relación costo -efectividad.

Esta realidad es mucho más notable en los países de América Latina en general, cuyas economías pasan por periodos de ajustes que restringen en mayor grado el presupuesto destinado a salud, enfrentando, por un lado las enfermedades del subdesarrollo, tales como las infecciones comunes, la desnutrición,  las muertes maternas y perinatales; y por otro, enfrentar los problemas emergentes asociados a la industrialización y la urbanización tales como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, los padecimientos mentales y las adicciones.

Este doble reto se pone de manifiesto al medir el peso de la enfermedad mediante un nuevo indicador desarrollado por el Banco Mundial y la OMS que se denomina Años de Vida Saludables (AVISA) perdidos. En comparación con los indicadores convencionales, que solo miden la mortalidad, los AVISA, ofrecen una imagen más integral, pues combinan las pérdidas de salud debidas a muerte prematuras y a discapacidad.

En 1994 el gasto total mundial en salud fue de  1.7 billones de dólares equivalentes al 8% del ingreso mundial. Los países con economía de mercado consolidada, que en conjunto tienen el 15% de la población mundial, realizaron el 87% del gasto total. El resto de los países, con el 85% de la población, participó tan solo  en el 13 % del gasto.

El gasto per. cápita anual varía de U$S 5 en Mozambique o el Zaire a U$S 2760 en EEUU.

EEUU ilustra elocuentemente los efectos deletéreos de un gasto descontrolado en salud. Así, por ejemplo, mientras que la inflación se ubica por debajo del 3%, los precios de los servicios de salud están aumentando al doble de su inflación.

En muchas industrias de este país, como la automotriz, el principal insumo es hoy la atención médica, al grado  que la producción de cada automóvil usa en promedio U$S 700 dólares de gastos médicos; la industria japonesa, en cambio, utiliza sólo U$S 200 dólares, siendo esto la limitante más severa a la competitividad de las manufacturas estadounidenses en los mercados globales. A pesar del gasto excesivo, 58 millones de personas- más de la quinta parte de la población- estuvieron al menos sin seguro médico en 1992, mientras que 37 millones carecen de seguro en un momento dado. Ante la explosión de costos esta situación crea un riesgo financiero que puede ser ruinoso para los individuos y las comunidades.

EEUU como vimos, es el país de mayor gasto per. cápita 2.700 dólares anuales, y no puede dar respuestas satisfactorias a todas las exigencias y demandas de atención, a pesar que viene incrementando su presupuesto de modo continuo.

En Alemania, se calcula, que de no haber contención de costos, hacia el 2030 sería necesario destinar el 100% del PBI a intervenciones de salud.
Los países de mayores ingresos gastan más en salud, aún como porcentaje del PBI, y la participación del sector público en el gasto es también proporcionalmente mayor.

Las condiciones de salud difieren sustancialmente en los diferentes países, para citar algunos indicadores, se menciona,  por ejemplo:

Al Sur del Sahara, en África la edad mediana al morir es de 5 años
Países con economía de mercado consolidada, es de 78 años.

Mortalidad Infantil: más  de 200 por mil en algunos países de África
                              menos de 20 por mil en los países más ricos.

Estas diferencias se explican por tres factores:

a) Ingreso y educación.
b) Monto y eficacia del gasto en el sistema de salud.
c) Enfermedades presentes.

Tratar de explicar las distintas condiciones de salud por la diferencia en el gasto solamente es una tentación inevitable, pero no alcanza el análisis ni del gasto, ni el ingreso y la educación juntos para explicarlo. Es necesario examinar cómo y en que se gastan los recursos.

Es una constante en todos los países que el gasto en salud crece más que la renta nacional