Perspectivas en Salud Mental

La Psiquiatría y su futuro

El autor realiza un recorrido a través de las distintas etapas de la ciencia.

Autor/a: Dr. Guillermo Vidal*

Indice
1. El futuro
2. Introducción

El futuro de la psiquiatría y hasta el propio concepto que de ésta tengamos médicos y profanos dependerá, en ultima instancia, de lo que unos y otros pensemos acerca de la enfermedad o trastorno mental, vulgo locura. Si esta consiste, stricto sensu, en una manifestación psíquica de lesiones o menoscabos orgánicos, cerebrales, es claro que la psiquiatría será, lo que hasta ahora es, oficialmente, una rama de la medicina, vecina de la neurología, un ámbito donde campean el principio de causalidad lineal y una perspectiva fisicalista y utilitarista de la vida. Por el contrario, lato sensu, si el  trastorno mental trasluce un descarrío de la conciencia, un percance que le ocurre al ser humano en su pretensión de ser lo que es  -un individuo, una persona responsable de sus actos y proyectos- o de lo que ansía ser (cosa difícil, por cuanto la vida humana se patentiza montada sobre permanentes contradicciones), entonces no cabe imaginarlo exclusivamente dentro de los dominios de la medicina tradicional. En este sentido el trastorno mental aparece próximo a la delincuencia, a la drogadicción y a la violencia, asuntos humanos en los que también el derecho, la educación y la política tienen mucho que decir.

Dos soluciones a la vista: 1) Extender los dominios del modelo biomédico. A sus cuatro paradigmas fundamentales: el anátomo-clínico, el fisiopatológico, el etiopatológico y el molecular, habrá que agregar entonces dos dimensiones: la gnóstica o cognoscitiva y la axiológica o bioética. Con lo que la terapia se complementara con la pedia, y la psiquiatría entrará de lleno en el mundo de los valores. 2) Crear una nueva disciplina, otra psicociencia que se ocupe de estudiar en profundidad los problemas derivados de lo que tiene el homo sapiens de más exclusivo: su condición menesterosa e inacabada, la necesidad de convivir con sus semejantes y su tendencia al desarrollo espiritual. ¿No será esto incumbencia del filósofo, como quería Kant? ¿En qué medida podrá corresponder esta tarea al psicólogo clínico? ¿O habrá que formar especialistas en generalidades, una suerte de profesionales de la mente?

La captación de la esencia del trastorno mental tropieza con un obstáculo epistemológico de primera magnitud: no existe la observación neutral. "Para observar hay que tener ideas en la cabeza" (Pavlov). Y por si esto fuera poco, actor y observador tienen que subir por turno al escenario de la conciencia (en el que se representa el drama de la vida); no pueden operar simultáneamente. Esto explica que la visión de la psiquiatría biológica y farmacológica sea tentadora en extremo. Primero, porque aleja el conflicto existencial; locura y cordura aparecen separadas. Segundo, porque la causalidad lineal, principio muy caro al espíritu de occidente, permite que el experto adquiera pronto poder y prestigio. Y tercero, porque cuenta con el empuje instrumental de la poderosísima industria farmacéutica y técnico-aparatológica.

De cualquier modo habrá que alentar lo que Freud inicio un siglo atrás: la psiquiatría de escucha.

 

* El Dr. Guillermo Vidal (1917-2000) fue Psiquiatra. Fundador y director de Acta psiquiátrica y psicológica de América latina hasta su fallecimiento. Estas palabras fueron pronunciadas en el marco de los Coloquios de Acta, foros de discusión transdisciplinaria en torno de los ejes de las psico y neurociencias.