Los desórdenes respiratorios y de sueño, son bastantes frecuentes y ambos están asociados a una significativa morbilidad y mortalidad. Recientemente, numerosos estudios epidemiológicos, han venido demostrando una estrecha relación entre estos dos tipos de desórdenes y el infarto cerebral, independientemente de los factores de riesgo conocidos.
Este estudio, discute la influencia de un estado normal de sueño, y el efecto de las alteraciones respiratorias producidas durante el mismo, en la hemodinámica cerebral. Indicando como posibles mecanismos patológicos originarios, la disminución de la perfusión cerebral y el aumento de la coagulabilidad producidas por los cambios hemodinámicos y metabólicos durante los desórdenes respiratorios.
Según los autores, existe una serie de acumulación de evidencias de que la apnea de sueño puede causar hipertensión diurna. Sin embargo, el aumento del riesgo de ictus cerebral en los pacientes con alteraciones respiratorias durante el sueño, parece ser independiente de que exista o no dicha hipertensión. La presencia de hipertensión podría aumentar dicho riesgo, o incluso potenciarlo. Además, varios estudios han documentado la alta prevalencia de apnea de sueño en pacientes con ataques isquémicos y con ACV.
Por lo tanto, y debido a todas estas circunstancias descritas, Mohsenin y colaboradores consideran que los desórdenes respiratorios durante el sueño parecen contribuir como otro factor de riesgo más en el desarrollo de isquemia cerebral, a través de cambios hemodinámicos . Debido a la alta prevalencia de apnea de sueño en esta población, los pacientes con ataques de isquemia transitoria, e ictus cerebral, deberán estar sometidos a una mayor vigilancia para determinar la existencia de estos desórdenes.