El Dr. Elliot J. Krane y su equipo del Departamento de Anestesia Pediátrica de la Stanford University School of Medicine revisaron la historia clínica de veinticinco pacientes con cáncer en etapa final, cirugía abdominal o trauma, que no respondieron a tratamiento con opiáceos y en los que se practicó un cateterismo epidural subcutáneo, torácico, caudal o lumbar.
Los autores pudieron comprobar que los catéteres epidurales resultaban de gran eficacia en proporcionar una analgesia más extensa en todos los sujetos. En catorce pacientes con dolor crónico, se redujeron o eliminaron los requerimientos de opiáceos tanto orales como parenterales después de la inserción del catéter.
Los catéteres permanecían en su lugar por una media de once días, bien porque ya no era necesaria la analgesia, situación que se produjo en la mayoría de los casos, o por otras causas tales como otro tipo de enfermedades, extracción accidental del catéter o muerte del paciente.
Cabe destacar, según recoge la citada publicación, que no apareció ningún caso de complicación local o sistémica grave relacionada con esta técnica, como meningitis, abscesos epidurales, infección sistémica, hematoma epidural, o lesiones de médula espinal; y cinco pacientes fueron dados de alta con el catéter para continuar con la terapia analgésica en casa.
La inserción subcutánea de un catéter epidural es, de acuerdo con este estudio, segura, eficaz, y proporciona alivio del dolor en situaciones en las cuales la analgesia convencional fracasa o es poco práctica.
Los autores concluyen destacando que los niños y adolescentes con dolor, pueden llevar colocado con toda seguridad un catéter espinal durante un periodo de tiempo, sin riesgo de infecciones u otras complicaciones. Los catéteres en médula espinal proporcionan un excelente alivio del dolor, evitando con frecuencia, la necesidad de medicaciones arriesgadas para tratamientos del dolor incluso en casos tales como limpieza y cambios de vendaje en heridas.