Infecciones urinarias

Cistitis aguda en la mujer

Las infecciones urinarias (IU) en la mujer son un frecuente motivo de consulta. Aproximadamente el 25 al 35% de las mujeres entre 20 y 40 años han tenido algún episodio de IU durante su vida. En los EE.UU. es el motivo de consulta de 7 millones de pacientes al año.

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/ Publicado el 28 de mayo de 2001

Autor/a: Dr. Gustavo Lopardo

Indice
1. Disuria
2. Tratamiento
3. Bibliografía

La mayoría se produce en mujeres con tracto urinario y función renal normal.
La disuria y/o polaquiuria sin fiebre en mujeres sexualmente activas es la forma más frecuente; el examen clínico habitualmente no arroja datos positivos.

Inicialmente debe descartarse que la disuria no sea consecuencia de vulvovaginitis o herpes genital, lo que se observa en el 10 % o más de los casos según el medio social de las pacientes que consultan por esta sintomatología.

Las características semiológicas de la disuria en las vulvovaginitis son diferentes y, en general, se manifiestan como sensación dolorosa sin urgencia miccional, descarga vaginal, prurito y molestias en los labios menores o mayores. En los casos de infección herpética, la presencia de vesículas orienta el diagnóstico. Pero si hay dudas, es conveniente realizar un examen ginecológico. El sedimento de orina y sobre todo el urocultivo permiten confirmar el diagnóstico de IU.

Aproximadamente el 50% o más de estas pacientes tienen leucocituria y urocultivo positivo con recuentos de colonias mayores de 105 ufc/ml, resultado que confirma el diagnóstico de IU. Sin embargo, frecuentemente el sedimento urinario muestra leucocituria y el urocultivo es positivo con recuentos inferiores a 105 ufc/ml. Se ha demostrado que considerar 105 ufc/ml como límite para definir las IU no complicadas es un punto de corte de alta especificidad pero de baja sensibilidad. Las pacientes con recuentos de 103 ufc/ml y síntomas urinarios deben ser consideradas con IU, y tratadas en consecuencia, pues en los días sucesivos se incrementa el recuento de colonias. La Sociedad Americana de Infectología (IDSA) considera 103 ufc/ml como recuento significativo para las formas no complicadas, con una especificidad del 90%. Algunas publicaciones y la mayoría de los expertos reconocen incluso hasta 102  ufc/ml como recuento significativo en presencia de síntomas urinarios.

La disuria también puede corresponder a infección por Chlamydia trachomatis o, menos frecuentemente, a uretritis gonocóccica. Un grupo pequeño de pacientes con disuria presenta sedimento normal con urocultivo negativo, y si bien no se conoce el origen de esta entidad, se considera que la causa no es infecciosa y que se relaciona con factores traumáticos y psicológicos, entre otros. En estos casos, el tratamiento antibiótico no está indicado y puede ser de utilidad el manejo sintomático con medicaciones analgésicas urinarias y la corrección de alguna de las posibles causas antes mencionadas .

Es necesario tener en cuenta que frecuentemente la evolución ayuda a clasificar las IU, ya que en la consulta inicial algunos episodios de cistitis pueden ser interpretados como no complicados, y la evolución demuestra lo contrario; tal sería el caso de una IU baja asociada con un lito vesical.

A pesar de que las cistitis no son infecciones graves, generan importante morbilidad. Foxman y colaboradores encontraron que los episodios de cistitis originan, en promedio, 2,4 días de actividades restringidas, 1,2 días de imposibilidad de concurrir a las tareas habituales y 0,4 días de reposo en cama.

En pacientes con disuria, debe establecerse el diagnóstico diferencial entre cistitis, vulvovaginitis y herpes genital.