Un grupo multicéntrico de investigadores, bajo la dirección del doctor Robert E. Black, vinculado a la Johns Hopkins School of Public Health, en Baltimore, y con el patrocinio de la Organización Mundial de la Salud, llevó a cabo una revisión sistemática de la literatura, con el fin de determinar el efecto de la suplencia de zinc, junto con la terapia de rehidratación oral, en el manejo de diarrea. Los datos estadísticos de los trabajos que evaluaron la intervención en diarrea aguda mostraron que los niños que recibieron zinc presentaron un riesgo 15% más bajo de continuación del cuadro clínico (OR 0,85; IC95% 0,76-0,95). La cifra llegó a 24% (OR 0,76; IC95% 0,63-0,91) en casos de diarrea persistente, en los que el riesgo de mortalidad o falla terapéutica también se redujo 42% (OR 0,58; IC95% 0,37-0,40).
La magnitud del efecto de la administración suplementaria de zinc fue significativa y similar en los subgrupos de edad, sexo y estado nutricional, si bien tendió a ser superior en los niños con niveles basales bajos del mineral, tanto en casos de diarrea aguda como persistente.
Aunque no todos los estudios analizados aportaron información al respecto, los investigadores reportan que 6 de ellos mostraron disminución de 18% a 39% en el número de deposiciones diarreicas diarias en los niños que recibieron suplemento de zinc (p<0,01), en manejo ambulatorio e intrahospitalario.
Los autores concluyen que la administración de zinc suplementario reduce de manera significativa la duración y severidad de los episodios de diarrea aguda y persistente.
Entre los mecanismos que podrían explicar el efecto del zinc, señalan mejoría de la función inmunológica, así como de la permeabilidad intestinal, el transporte de agua y electrolitos y la disfunción del borde en cepillo que acompaña a la deficiencia del mineral.