El hallazgo supone una nueva dirección de estudio sobre la forma de bloquear la angiogénesis. Los animales infectados podrían ser una fuente de nuevos y potentes inhibidores de la angiogénesis.
Los resultados también echan por tierra décadas de dogmas entre los inmunólogos que creían que cuando las células del sistema inmune se movilizaban contra infecciones que amenazaban a la vida, los tumores también eran víctimas de este fortalecimiento de las defensas del organismo.
El nuevo trabajo muestra que, durante las infecciones, los tumores no crecen, ni siquiera en animales con los sistemas inmunes debilitados. Esto indica que la clave del fenómeno es la supresión de la angiogénesis y no los macrófagos y los linfocitos que combaten a los antígenos, como se creía.
El trabajo de Tikhonencko sugiere que los animales infectados con el Toxoplasma gondii pueden utilizarse para purificar moléculas que detengan la progresión del tumor. Los investigadores han recordado que la eficacia clínica de los compuestos angiogénicos aún no se ha demostrado en estudios clínicos y ni la FDA ha aprobado su uso.