La literatura científica de los últimos años ha puesto de manifiesto la comorbilidad existente entre la migraña y la ansiedad y depresión, confirmando observaciones realizadas ya en 1924 por Moersch y en 1937 por Wolff.
Estudios efectuados en poblaciones de pacientes consultantes han hallado que los migrañosos corren mayor riesgo de deprimirse y que los deprimidos están más expuestos a padecer de migraña. Apoyan estos hallazgos investigaciones realizadas en la población general, que muestran que entre las personas que padecen de migraña la probabilidad de atravesar en su vida por al menos un episodio depresivo es considerablemente mayor. Además, el riesgo de suicidio parece acrecentarse entre los migrañosos, especialmente los que presentan aura.
Hay algún orden preestablecido y recurrente entre ansiedad, depresión y migraña? Los resultados de los estudios no permiten establecer nexos causales regulares. Parece más plausible que haya factores comunes a estos padecimientos, los que podrían ser ambientales, biológicos y genéticos: las tensiones de la vida cotidiana, modificaciones serotoninérgicas y la presencia de una eventual transmisión familiar.
La comorbilidad entre migraña y trastornos tímicos tiene correlatos en la terapéutica: los antidepresivos tricíclicos, los IMAO y el ácido valproico se han mostrado eficaces para tratar la migraña. En cambio, los inhibidores de la recaptación de la serotonina podrían precipitar crisis migrañosas en personas predispuestas.
Aunque no haya podido establecerse un nexo causal entre migraña y depresión, es recomendable verificar la existencia o no de trastornos ansiosos y/o depresivos en los pacientes que consultan por migraña.
Otra pregunta que ha inquietado a los investigadores y a los clínicos es la existencia -o no- de una relación entre migraña y personalidad. Ya en 1934, Touraine y Draper hablaban de una personalidad "robótica" en el migrañoso. Wolff (1937) retomó la idea de una personalidad migrañosa. Mucho antes, en 1734, Junkerius daba como causa primera de los dolores de cabeza, la inhibición de la cólera y de la agresividad en general. Estudios de la segunda mitad del siglo XX marchan en igual dirección: en el cefaleico cobra importancia una agresividad inhibida e interiorizada. Herramientas teóricas y conceptuales diferentes llevaron al psicoanalista P. Marty a conclusiones similares: hostilidad, agresividad, rivalidad contenidas, inhibidas, no exteriorizadas son comunes a cefaleicos y migrañosos.
Estas sutiles observaciones clínicas encontraron confirmación en algunos estudios aplicados a poblaciones extensas y con el uso de instrumentos estandarizados.
La frecuente asociación de la migraña y/o cefalea con ciertos rasgos de la personalidad no ha dado respuesta al interrogante de si hay una relación de causalidad entre ellas, y en tal caso, cuál sería causa y cual efecto. Este dilema no debe hacer olvidar la multiplicidad de factores intervinientes en la afección: hormonales, alimentarios, y los hereditarios ambientales y biológicos ya mencionados.
* Editores responsables de IntraMed en la especialidad de Psiquiatría.