El síndrome urémico hemolítico (SUH) es una enfermedad grave que afecta principalmente a los niños pequeños e involucra una combinación de anemia hemolítica, trombocitopenia y daño renal. Según el último Boletín Epidemiológico Nacional, se registró una tendencia al descenso de los casos en las primeras 7 semanas del 2024.
Las notificaciones de SUH del corriente año, registran el menor valor de la serie 2014-2024 (49 casos en lo que va del 2024, 37 casos menos en comparación con el promedio 2014-2023). Por otro lado, los casos de fallecidos en el mismo período, supera el promedio por año registrado para el mismo período, entre los años 2019-2023. La tasa de incidencia actual es de 0,93 pacientes por cada 100 mil habitantes. El 88% de los pacientes requirieron internación y de ellos el 35% en unidades de cuidados intensivos.
“Pero si bien los casos y tasas de notificación de SUH en Argentina muestran una tendencia descendente en los últimos años, continúa siendo una enfermedad endémica y nuestro país tiene la mayor incidencia mundial”, advirtió Diego Ripeau, Nefrólogo pediátrico del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas (MN 105368), a la par que agregó que el SUH “es la segunda causa de insuficiencia renal crónica en niños y de trasplantes renales en edades pediátricas, pese a ser una enfermedad prevenible”.
“El síndrome urémico hemolítico generalmente se desarrolla por etapas. Primero, al llegar la bacteria E. coli al intestino, produce diarrea intensa, en la mayoría de los casos con sangre, vómitos, dolor abdominal y decaimiento. A los pocos días, es seguido por un cuadro de palidez, debilidad, sensación de fatiga, petequias (manchas rojas en la piel, como puntos), hematomas y disminución de la diuresis (que puede manifestarse por edemas e hipertensión arterial). En casos más graves el SUH puede generar convulsiones, daño neurológico e incluso la muerte por lo que estar atentos a los primeros síntomas resulta importantísimo”, recordó.
Como aún la enfermedad no tiene un tratamiento específico, su abordaje aún se enfoca en mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos, así como en el manejo de la anemia y la insuficiencia renal. “En casos severos, puede ser necesario el tratamiento de soporte, como transfusiones de sangre o diálisis para ayudar a los riñones a eliminar los productos de desecho del cuerpo. Es importante acudir de inmediato al médico ante cualquier sospecha de SUH, ya que el tratamiento temprano mejora las posibilidades de recuperación”, cerró el pediatra.
Pese a todos los avances en el conocimiento de la enfermedad, lo más importante sigue siendo la prevención, por lo que los especialistas del Clínicas recuerdan la lista de recomendaciones para que los profesionales de la salud puedan informar a sus pacientes: • Cocinar completamente las carnes hasta que no queden partes rojas en su interior ni jugos rosados. La STEC llega a la superficie de las carnes por contaminación con materia fecal durante el proceso de faena o su posterior manipulación. Las carnes picadas y sus derivados (hamburguesas, albóndigas, pan de carne, empanadas, pastel de carne) son los productos de mayor riesgo. Esto se debe a que durante el picado, la bacteria pasa de la superficie de la carne al interior del producto, donde es más difícil que durante la cocción, se alcance la temperatura necesaria para eliminarla (la bacteria se destruye a los 70 °C). • Utilizar distintos utensilios de cocina para cortar la carne cruda que aquellos que se utilizan para las verduras o para trozar la carne antes de ser ingerida. Lavar profundamente tablas y mesadas luego de su uso. • Evitar el contacto de las carnes crudas con otros alimentos (contaminación cruzada). • Utilizar leches,derivados lácteos y jugo de fruta pasteurizados, conservando la cadena de frío. • Lavar cuidadosamente verduras y frutas. Lavar hoja por hoja. • Asegurar la correcta higiene de las manos (deben lavarse con agua y jabón) antes y después de manipular los alimentos, luego de ir al baño o cambiar pañales y luego de tener contacto con animales o su entorno. • Utilizar natatorios habilitados. No bañarse en aguas prohibidas. • Consumir agua potable; ante la duda, hervirla o utilizar lavandina. |