Salud mental

Adicción a la comida en adolescentes

Revisión sistemática sobre la prevalencia de la adicción a la comida medida por la Escala de Adicción a la Comida de Yale y su relación con resultados de salud mental en adolescentes

Autor/a: Janelle Skinner, Hiba Jebeile, Tracy Burrows

Fuente: Lancet Child Adolesc Health2021; 5: 75166

Indice
1. Texto principal
2. Referencia bibliográfica
Introducción

La intersección entre los comportamientos alimentarios de los adolescentes y la salud mental ha atraído una atención cada vez mayor. La adolescencia (10-19 años), el período de transición entre la niñez y la edad adulta, se caracteriza por cambios en el psicodesarrollo y de comportamiento, y un mayor impulso por la independencia y la asociación entre pares, con mayor estabilidad y autorregulación a finales de la adolescencia.1  

Esta etapa de la vida está asociada con vulnerabilidades psicosociales, incluida la edad máxima de la aparición de síntomas de depresión,2  y trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa.3  

Se ha estimado que el 21% de los adolescentes tiene un trastorno de salud mental, más comúnmente ansiedad y trastornos depresivos y disruptivos.4  

La adolescencia es también un momento de mayores conductas alimentarias desordenadas5,6 y el inicio del consumo de sustancias, y para algunos, estos comportamientos pueden implicar o estar relacionados con algunos aspectos de trauma.7  Además, debido a que los adolescentes buscan la independencia, pueden desarrollar conductas alimentarias poco saludables.

Por ejemplo, un mayor consumo de comida rápida o alimentos altamente procesados8 puede deberse a un aumento de los patrones de alimentación irregular, picar entre comidas y comer fuera de casa.9 Se ha sugerido que los alimentos que a menudo son altos en carbohidratos refinados, grasas y sal pueden desencadenar un proceso similar al de la adicción, que podría conducir a comer en exceso compulsivamente.10 Este proceso podría ser un factor que contribuye al aumento de las tasas de obesidad entre adolescentes.10,11

El papel potencial de un proceso adictivo en el consumo excesivo de alimentos altamente sabrosos y calóricos es un área de creciente interés científico. Aunque la adicción a la comida no está ampliamente aceptada como un trastorno adictivo, en gran parte debido al debate sobre si es una condición basada en sustancias o de comportamiento, o una combinación de ambos,12,13 la adicción a la comida es más comúnmente definida con un criterio aplicado a los trastornos por uso de sustancias dentro del Manual de Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales (DSM)14 o vistos como en el extremo severo de un espectro de comer en exceso.15

La Escala de Adicción a la Comida de Yale (YFAS en inglés), desarrollada en 2009 (con 25 ítems)16 y revisada en 2016 (YFAS 2.0,17 con 35 ítems), es la más comúnmente utilizada para evaluar la adicción a la comida. YFAS incluye dos opciones de puntuación: una puntuación de síntomas que refleja el número de criterios similares a la adicción; y un diagnóstico dicotómico que está indicado cuando se alcanza un umbral de tres o más síntomas además de un criterio de deterioro clínicamente significativo o angustia.

La herramienta YFAS más nueva evalúa la adicción a la comida en un continuo de severidad que va desde leve (dos a tres síntomas) a moderada (cuatro a cinco síntomas) y severa (seis o más síntomas).17 Existen versiones modificadas de las herramientas (mYFAS18 y mYFAS 2·0),19 y está disponible en varios idiomas. Las herramientas YFAS son psicométricamente sólidas con adecuada confiabilidad y validez en estudios no clínicos16,20 y poblaciones clínicas (p. ej., personas con trastorno de atracones 21–23 y pacientes sometidos a cirugía bariátrica24,25), y buena validez de prueba y repetición de prueba.26

Versiones específicas de la YFAS para niños y adolescentes han sido validadas para uso con grupos de edad más jóvenes (YFAS para niños [YFAS-C]27 y la versión dimensional, YFAS-C 2.0 [dYFAS-C 2.0]).28 El YFAS-C y dYFAS-C 2.0 tienen niveles de lectura más bajos y contienen descriptores más apropiados para la edad (p. ej., referencias a la escuela o al juego en lugar de actividades laborales o recreativas, e interacciones con los padres como “La forma en que como me causa problemas con mi padres”)27 que el YFAS original.27,28

Se han realizado diversas estimaciones sobre la prevalencia y las asociaciones de adicción a la comida en jóvenes. En 2021, un metanálisis de 22 estudios que utilizaron solo el YFAS-C en jóvenes (niños y adolescentes <21 años), informaron que la prevalencia de la adicción a la comida fue del 15% para todas las muestras incluidas, con una mayor prevalencia del 19% en jóvenes con sobrepeso u obesidad.29 De manera similar, una revisión narrativa informó una mayor prevalencia de adicción a la comida en personas con sobrepeso u obesas (rango 14,3–47,4%).30

Una revisión sistemática de 2018 de 51 estudios que utilizaron el YFAS, realizados principalmente en poblaciones de adultos (n=47 estudios), informó una prevalencia de adicción a los alimentos de alrededor del 16% (rango 2,8–56,8%), así como una asociación positiva significativa entre la adicción a la comida y síntomas de salud mental,31 que podrían estar asociados con peores resultados clínicos.

En las poblaciones adultas, la patología de los trastornos alimentarios tiene una superposición considerable con la adicción a la comida. Por ejemplo, alrededor del 50% de las personas con trastorno por atracón también reciben un diagnóstico de adicción a la comida,31 y la adicción a la comida parece ser más prevalente en personas con bulimia nerviosa (prevalencia >60%).30,32–34

Sin embargo, algunos estudios también muestran una superposición de la adicción a la comida con la anorexia nerviosa, y esto sugiere que la asociación es más pronunciada alrededor del aspecto del control.30,35 Además, algunos adultos tienen identificado que eventos o problemas particulares durante la infancia y la adolescencia puede desencadenar comer en exceso como una forma de hacer frente al estrés.36

Teniendo en cuenta que el período de la adolescencia se caracteriza por una salud mental deficiente, conductas alimentarias desordenadas y poco saludables y consumo de sustancias, los adolescentes representan un grupo de alto riesgo para la adicción a los alimentos.

Por lo tanto, es importante examinar cuál es la prevalencia de la adicción a la comida que podría estar en los adolescentes e investigar cómo esta condición podría interactuar con otras condiciones y resultados de salud mental.

Por lo tanto, el objetivo principal de esta revisión fue sintetizar investigaciones disponibles para establecer la prevalencia de adicción a los alimentos, y ampliar la investigación existente medida por todas las formas de la herramienta YFAS exclusivamente en adolescentes de 10 a 19 años. Un objetivo secundario fue explorar la relación entre la adicción a la comida y la salud mental o resultados relacionados con la conducta alimentaria.

Métodos

Los autores utilizaron una estrategia de búsqueda integral para identificar estudios publicados que utilizaron el YFAS para evaluar diagnósticos de adicción a alimentos o puntajes de síntomas del año del desarrollo inicial de la herramienta, del 1 de enero de 2009 al 5 de agosto de 2020. El método de revisión fue registrado con PROSPERO (CRD42020206601).

Búsqueda de literatura

Se realizaron búsquedas en ocho bases de datos en línea, incluidas el índice acumulativo de enfermería y salud, la Biblioteca Cochrane, la base de datos Excerpta Medica, EMCare, Sistema de recuperación y análisis de literatura médica en línea, PsycINFO, Scopus y Web of Science. Las búsquedas se limitaron a los estudios publicados en el idioma inglés y hechos en humanos.

Se realizaron búsquedas en las bases de datos electrónicas utilizando las siguientes palabras clave individualmente y en combinación: “Escala de Adicción a la Comida Yale”, “YFAS”, “cuestionario”, “adicción comida”, “adicción conductual”, “conducta alimentaria”, “obesidad”, “comida”, “comer”, “preferencias alimentarias”, “hábitos alimentarios”, “índice de masa corporal”, “comer en exceso”, “hiperfagia”, “trastornos relacionados con sustancias”, “atracones al comer” y “comer hedónico”, utilizando tanto el deletreo inglés como el americano.

Las búsquedas electrónicas se complementaron con la verificación cruzada manual de las listas de referencias de publicaciones relevantes. Los estudios incluidos eran en población adolescente (edad media, 10-19 años) y administraron una o más de las herramientas YFAS, informan un diagnóstico de adicción a la comida o una puntuación de los síntomas, o ambos.

Selección de estudios

Después de eliminar los duplicados, los estudios identificados se importaron al software basado en la web de Covidencel. Los artículos identificados fueron seleccionados por título y resumen, y luego el texto completo fue examinado por dos revisores independientes (TB y HJ), con discrepancias decididas por un tercer revisor (JS).

Las búsquedas electrónicas se complementaron con búsquedas manuales de listas de referencias de verificación cruzada de artículos identificados para publicaciones adicionales relevantes.

Los criterios de elegibilidad fueron: estudios publicados en idioma inglés, realizados en una población adolescente con una edad media entre 10 y 19 (±1 DE) años (adolescente según la definición de la OMS),37 que hayan administrado una o más de las herramientas YFAS (YFAS, YFAS 2.0, mYFAS, mYFAS 2.0, YFAS-C o dYFAS-C 2.0) e informaran un diagnóstico de adicción a la comida o un puntaje de síntomas, o ambos.

Se consideraron todos los diseños de estudio excepto revisiones narrativas, reportes de casos o series, comentarios, editoriales, cartas al director, tesis, actas de congresos y artículos en los que faltan detalles de la metodología para permitir una evaluación crítica de la calidad del estudio.

Extracción y análisis de datos

La extracción de datos se realizó utilizando una tabla estándar desarrollada para esta Revisión e incluyó el diseño del estudio, el entorno, el país, las características de la población y la prevalencia de la adicción a la comida o la puntuación de síntomas, o ambos.

Adicionalmente, evaluaron asociaciones de adicción a la comida, que incluyen (pero no se limitan a) ansiedad, depresión, trastornos alimentarios, atracones, autoestima, imagen corporal y restricción dietética.

La herramienta fue probada como piloto en tres estudios seleccionados al azar, y refinada para asegurarse de que todos los datos relevantes estaban siendo capturados. Un autor de Revisión extrajo los datos de los estudios incluidos, y un segundo autor verificó de forma independiente los datos extraídos (HJ, JS y TB se turnaron para extraer y verificar). Si no hubo información suficiente, los autores correspondientes fueron contactados para obtener datos (n = 1 estudio).

La mayoría de los estudios en esta Revisión fueron muy diversos con respecto al método de estudio, los participantes, las características clínicas (es decir, condiciones de salud o diagnósticos que implican tratamiento médico directo) y medidas de resultado (p. ej., diagnóstico de adicción a la comida o puntajes de síntomas o puntaje dimensional, o ambos). Por lo tanto, no fue posible realizar un metanálisis significativo, y los estudios se describen en un resumen narrativo.

Calidad de la evidencia

El riesgo de sesgo y la fuerza de la evidencia de los estudios fueron evaluados por dos revisores independientes (al menos dos de HJ, JS y TB) usando la Lista de Verificación de Criterios de Calidad de la Academia de Nutrición y Dietética para Investigación Primaria,38 con discrepancias resueltas a través de discusión. Esta lista de verificación de 10 puntos, que incluye cuatro preguntas de criterios de validez, evalúa el sesgo de la población, el cegamiento del estudio, la descripción de la intervención y la herramienta de evaluación, métodos estadísticos y financiación del estudio.

La calidad de la evidencia para cada resultado se calificó como estar ausente, presente o poco clara en cada estudio.

Se asignó una calificación de calidad general, siendo cada estudio calificado como positivo (cuatro criterios de validez más un criterio adicional cumplidos), neutral (cuatro criterios cumplidos en general, pero menos que cumplieron más de cuatro criterios de validez), o negativo (en general, menos de cuatro criterios cumplidos). No se excluyeron estudios en base de calificaciones de calidad.

Resultados

> Descripción de los estudios incluidos

En total, se identificaron 2388 artículos durante la búsqueda. Después de la evaluación de los criterios de inclusión, se incluyeron 27 artículos en esta revisión. La mayoría de los estudios incluidos utilizaron un diseño transversal (n = 23); 40–62 los otros estudios fueron de intervención (n=2)63,64 o longitudinales (n=2)65,66, con tres de estos otros cuatro estudios administrando el YFAS en un solo momento.

Los tamaños de la muestra de estudio variaron de 26 a 2653 (mediana 378), y la mayoría los estudios incluidos se realizaron en países europeos (n=10 estudios; Alemania n=2, Italia n=2, Rusia n=2, Turquía n=2, Países Bajos n=1 y Hungría n=1) o Estados Unidos (n=7 estudios; panel).

En total, se incluyeron 16 058 participantes en todos los estudios (n=9448 [59,1%] mujeres participantes). 2640–47,49–66 de los 27 estudios incluyeron hombres y mujeres con un promedio de 56,2% mujeres participantes por estudio (rango 15,1–91,0%). Otro estudio48 incluyó participantes femeninas solamente. La edad media de los participantes a través de los estudios fue de 15,2 años (rango 4-30 años).

Se realizaron 18 estudios en estudiantes de secundaria o estudiantes universitarios, o ambos.40–42,44–48,52–54,56,57,59,61,62,65,66 Se incluyeron estudios realizados en poblaciones más jóvenes (n=2; edad media ±1 DE >10 años)51,58 o estudiantes universitarios (n=4; edad media <19 años) 44,45,56,57 porque la media general de la edad de la muestra se encontraba dentro del rango de edad de los criterios de inclusión.

Menos estudios reclutaron adolescentes de la comunidad en general (n=2), 50,58 escuelas primarias (n=1; edad media 10 años),51 adolescentes que buscan perder peso (n=3),55,63,64 adolescentes ingresados ​​en el hospital con un trastorno psiquiátrico diagnosticado por el DSM (n=1)43 o comer (n=1),49 o adolescentes que se presentan para cirugía bariátrica (n=1).60

Para todos los estudios, con la excepción de uno,41 se informó el estado de peso de los participantes (n=12 utilizando medidas de auto informe). El estado de peso era informado como índice de masa corporal medio (IMC; kg/m²; n=15),43–45,48,49,52,54,55,57,58,60,62–65 Índice z del IMC (n=4),40,51,53,66 percentil de IMC (n=3),46,50,61 o una frecuencia de distribución a través de categorías de IMC (n=15),40,42,43,45–48,51,53,54,56–59,61 o una combinación.

Seis estudios solo incluyeron adolescentes clasificados con sobrepeso u obesidad.51,55,60,63–66 A través de los estudios incluidos, el IMC medio fue de 26,8 kg/m² (rango 17,2–50,2), índice z de IMC de 1,6 (0,7–2,4) y percentil de IMC 59,1 (47,8–78,6). La frecuencia media de los participantes con bajo peso fue del 7,7%, con un 61,4% en un nivel de peso saludable, 16,0% sobrepeso y 14,9% obesidad, según lo informado en los estudios.

Calidad de los estudios incluidos

Las valoraciones de la evaluación de la calidad de los estudios incluidos consideraron diez estudios con una calificación positiva y 17 con una calificación neutral. En general, los estudios clasificados como neutrales comprendían muestras de estudio en que no se especificaron los criterios de inclusión y exclusión o se proporcionaron detalles insuficientes para establecer si la selección de los participantes estaba libre de sesgo (n=13) o si las características de los retiros (es decir, la tasa de respuesta para estudios transversales [n=13] o las pérdidas durante el seguimiento de los estudios longitudinales [n=1]).

Resultados de la adicción a la comida

17 de los 27 estudios utilizaron el YFAS-C, de los cuales diez fueron versiones validadas en idiomas diferentes al inglés. Un estudio usó el dYFAS-C 2·0.50 Siete estudios usaron la versión original de YFAS, y tres utilizaron la herramienta YFAS 2.0. Las herramientas de la encuesta YFAS fueron completadas por los adolescentes de forma independiente, con un estudio58 que indica que los padres o los tutores proporcionaron asistencia para completar si era necesario.

13 estudios informaron tanto el diagnóstico como las puntuaciones de síntomas del YFAS,43–46,48,51,54–58,61,64 diez informaron el diagnóstico solamente,40–42,47,49,52,53,59,62,63 y tres estudios informaron solo la puntuación de síntomas60,65,66.

Un estudio informó la puntuación YFAS dimensional, que está en una escala diferente a las otras herramientas YFAS y por lo tanto no es directamente comparable (puntuación media 26,9 [SD 8,9]; rango 0–64).50 La prevalencia de la adicción a la comida en los 23 estudios40–49,51–59,61–64 osciló entre 2,6% y 49,9%.

A través de las diversas configuraciones, en orden ascendente, la prevalencia media fue del 7,2% en una muestra comunitaria (n=1 estudio),58 9,7% en estudiantes de escuela secundaria y universidad (rango 2,6–20,2%, n=16 estudios),40–42,44–48,52–54,56,57,59,61,62 16,5% en una muestra de adolescentes ingresados en el hospital con un trastorno psiquiátrico DSM-IV (n=1 estudio),43 24% en una muestra de escolares de escuela primaria con sobrepeso y obesidad (n=1 estudio),51 y 26,2% en adolescentes que buscan tratamiento para adelgazar (rango 9,9–38,0%, n=3 estudios).55,63,64

La tasa de prevalencia más alta reportada fue en una muestra de 87 adolescentes ingresados en el hospital con un trastorno alimentario diagnosticado con DSM-5 con una prevalencia de adicción a la comida del 49,9% (adicción a la comida en subgrupos de trastornos alimentarios: n=22 anorexia nerviosa restrictiva; n=10 anorexia nerviosa atípica; n=4 bulimia nerviosa; n=3 trastorno restrictivo evitativo de la ingesta de alimentos; n=3 trastorno alimentario no especificado de otra manera; n=1 atracones purgantes de anorexia nerviosa; y n=0 trastorno por atracón).49

En un estudio,64 en un programa ambulatorio de manejo de control de peso de un período de 12 semanas, sólo tres de los ocho participantes identificados como adictos a la comida al inicio completaron el estudio. Dos de estos participantes ya no cumplieron con los criterios para la adicción a la comida después de la intervención, mientras que el otro tuvo una disminución en sus puntajes de síntomas de 4 a 3.64

La clasificación de la gravedad de la adicción a los alimentos se informó en dos estudios49,59 que usaron el YFAS 2.0. La gravedad se informó como 48% leve, 24% moderada y 28% severa en una muestra no clínica de 25 adolescentes;59 y 34,9% leve, 27,9% moderado, y 37,2% grave en una muestra clínica de 43 adolescentes con trastorno alimentario comórbido y adicción a la comida diagnosticado con DSM-5.49

Seis estudios43,44,46,47,54,56 reportaron prevalencia por sexo, con participantes femeninas que tienen una prevalencia significativamente mayor que los participantes masculinos (media 12,5%, rango 3,3–20,1% frente a 6,2%, 1,5–8,5%). Además, dos estudios52,56 informaron que esa prevalencia fue mayor en mayores (≥17-21 años; rango 3,6–25,0%) en comparación con adolescentes más jóvenes (12–<17 años; 0,9–18,2%), y se reportó a la mayor edad como predictor de adicción a la comida en una muestra no clínica de 1144 adolescentes46 y una muestra clínica (trastorno alimentario diagnosticado con DSM-5) de 87 adolescentes.49

De los 16 estudios informando las puntuaciones de los síntomas, las puntuaciones variaron de 1,0 a 5,2. En 13 estudios,40,44–46,48,50,52,57–59,62,63,66 se informó que mayores puntuaciones de síntomas de adicción a la comida o diagnósticos de adicción a la comida, o ambos, se asociaron con un IMC más alto, mientras que nueve estudios42,43,49,53,55,61 no informaron una asociación significativa.

15 estudios informaron la frecuencia de aprobación de los síntomas. De 13 estudios40–43,47,48,51,53,55–57,63,64 usando el YFAS o YFAS-C, el síntoma más común avalado fue un “deseo persistente o repetidos intentos fallidos de dejar” con una aprobación media entre estudios del 62,7 %. De los dos estudios que utilizaron YFAS 2·0, un estudio59 informó que el síntoma más común fue “la sustancia a menudo se toma en grandes cantidades o durante un período más largo de lo que se pretendía” (13,7%). Sin embargo, el otro estudio,49 compuesto por adolescentes ingresados ​​en el hospital con un trastorno de la alimentación diagnosticado con DSM-5, informó la abstinencia como el síntoma más común (44,0%).

Asociaciones entre adicción a la comida, salud mental, y los resultados del comportamiento alimentario

23 estudios informaron problemas de salud mental o problemas relacionados con la salud mental junto con la adicción a la comida. Los resultados de salud mental incluyeron trastornos alimentarios (n = 11 estudios), síntomas depresivos (n=10 estudios), síntomas de ansiedad (n=5 estudios), angustia psicológica (n=2 estudios) y otras condiciones de salud mental (n=1 estudio; trastorno límite de personalidad, trastorno por déficit de atención o hiperactividad, trastorno de estrés postraumático).

Los resultados relacionados con la salud mental incluyeron: calidad de vida (n=4 estudios), rasgos de personalidad (n=4 estudios; impulsividad o urgencia negativa), sueño (n=3 estudios), autoestima (n=2 estudios), estigma de peso (n=1 estudio), esquema desadaptativo temprano (n=1 estudio), autoeficacia emocional (n=1 estudio) y soledad y problemas psicosociales (n=1 estudio).

De los estudios que evaluaron el riesgo de trastornos alimentarios, la medición de los síntomas relacionados con el trastorno por atracón fueron los más comunes (n=8 estudios),40,43,47,49,55,59,63,65 evaluados principalmente a través de la Binge Eating Scale (n=4 estudios) o el cuestionario de examen de trastornos alimentarios (n = 2 estudios). Se informó una asociación significativa entre los atracones al comer y la adicción a la comida en siete de los ocho estudios, con correlaciones reportadas que van desde r=0,27 a 0,48 (n=3 estudios).55,63,65

Dos estudios,40,55 realizados en poblaciones no clínicas, informaron que la prevalencia de la adicción a la comida en los individuos con síntomas de trastorno por atracón compulsivo fue de 12,0% y 33,8%. Un estudio de 242 adolescentes43 informó que el 42,5% de los participantes con adicción a la comida cumplían criterios para un trastorno alimentario DSM-IV en comparación con 9,9% sin adicción a la comida (odds ratio [OR] 6,73, p<0,001), aunque los subtipos de trastornos alimentarios no estuvieron definidos.

Un estudio49 realizado exclusivamente en adolescentes con trastorno alimentario del DSM-5 informó que no hubo diferencia en la prevalencia de la adicción a la comida basada en el diagnóstico de trastorno alimentario, pero los recuentos de síntomas fueron significativamente más altos en aquellos con trastorno por atracón en comparación con aquellos con anorexia nerviosa atípica, anorexia nerviosa restrictiva, trastorno por evitación restrictiva de la ingesta de alimentos o trastorno al comer no especificado de otra manera.

Dentro de este estudio, se encontraron puntajes de pruebas significativamente más altos tanto para el Test de Actitudes al Comer-26 y el Inventario de Trastornos de la Alimentación en personas con un trastorno alimentario y adicción a la comida que en aquellos que solo tienen un trastorno alimentario.49 Otros dos estudios que utilizaron el Test de Actitudes al Comer-26 encontraron correlaciones positivas entre la adicción a la comida y el riesgo de trastornos alimentarios (r=0,48 y r=0,41).48,66

Un estudio54 que usa el Inventario de Trastornos de la Alimentación informó que la bulimia y la insatisfacción con las subescalas de imagen corporal se correspondió con el diagnóstico de adicción a la comida, y otro estudio55 reportó correlaciones significativas entre adicción a los alimentos y tres subescalas del Cuestionario de Examinación del Trastorno de la Alimentación (preocupación por comer r=0,61, preocupación por el peso r=0,60, preocupación por la forma r=0,51), así como con el número auto informado de días de atracón (r=0,32).

Los síntomas depresivos se evaluaron en 10 estudios, utilizando con más frecuencia el Inventario de Depresión Infantil (n=3 estudios) o la Escala de Depresión de Autoevaluación de Zung (n=3 estudios). En nueve41,45,46,49,53,55,57,59,62 de los diez estudios examinando los síntomas depresivos, se informaron puntuaciones de síntomas depresivos significativamente más altos en adolescentes con adicción a la comida (todos p<0,05) y la tasa de depresión osciló entre 12,6% y 27,8% en aquellos con adicción a la comida.41,45,46,62

Las correlaciones entre las puntuaciones de los síntomas de adicción a la comida y las puntuaciones de los síntomas depresivos variaron de 0,21 a 0,61;41,55,57,65 y los OR ajustados oscilaron entre 1,75 a 4,55.45,46,62 Tres estudios informaron que  peores resultados al dormir (calidad del sueño, n=1 estudio;57 gravedad del insomnio, n=1 estudio;66 vigilia prolongada en la noche después de la puesta del sol y el inicio tardío del sueño, n=1 estudio)45 estuvieron significativamente asociados con síntomas de depresión y adicción a la comida.

Los síntomas de ansiedad se evaluaron en tres estudios utilizando la Escala de Ansiedad Multidimensional para Niños49,59 o Detectar Trastornos de Ansiedad Relacionados con los Niños.41 Se informaron puntajes de síntomas de ansiedad significativamente más altos en adolescentes con adicción a la comida que en los que no la tenían.41,49,59

Un estudio41 de 400 adolescentes informó que la depresión y los síntomas de ansiedad coexistieron en el 81,2% de los participantes con adicción a la comida, en comparación con los síntomas depresivos solos en el 10,4% y síntomas de ansiedad solos en el 2,0% de aquellos con una adicción a la comida.

Dos estudios evaluaron los trastornos psicológicos utilizando la Escala de Depresión, Ansiedad y Estrés: uno informó que la angustia psicológica tenía un efecto directo sobre la adicción a la comida,66 y el otro informó que la angustia psicológica y la adicción a la comida se correlacionaron positivamente (r=0,21).65 Además, la adicción a la comida y la angustia psicológica fueron ambos mediadores entre el estigma de peso internalizado y los atracones en un estudio.65

La calidad de vida auto informada (n=4 estudios;44,60,62,64 evaluada a través de la Encuesta de Salud Corta-12, la escala de Impacto del Peso en la Calidad de Vida o el Inventario de Calidad de Vida Pediátrico) y la autoestima (n=2 estudios;61,62 evaluados a través del Inventario de Autoestima de Coopersmith o la Escala de Autoestima de Rosenberg) fueron más bajos para los participantes con adicción a los alimentos que para los que no la tienen.

La adicción a la comida estaba asociada con sentimientos más fuertes de soledad y dificultades con problemas psicosociales (n=1 estudio;62 evaluado por la Universidad de California, la Escala de Soledad de Los Ángeles [para la soledad] y el Cuestionario de Fortalezas y de Dificultades [para dificultades]) y el funcionamiento ejecutivo (n=1 estudio;59 evaluado por el Inventario de Calificación del Comportamiento de la Función Ejecutiva: Versión Autoinforme).

Un estudio50 evaluó la impulsividad a través de la Escala de Impulsividad de Barratt:Breve  no reportó una asociación significativa con la adicción a la comida. Sin embargo, otros dos estudios reportaron asociaciones significativas, uno usando la Escala de Impulsividad de Barratt:Breve,55 y la otra usando la Escala de Comportamiento Impulsivo, Urgencia, Premedicación, Perseverancia, Búsqueda de Sensaciones (UPPS en inglés),59 con la faceta de urgencia que tiene el tamaño de efecto más fuerte en este estudio.59 Otro estudio que utilizó la versión abreviada de la UPPS encontró que se asoció una urgencia negativa con un mayor número de síntomas de adicción a la comida.60

> Comportamientos alimentarios

Siete de los estudios incluidos midieron resultados relacionados con el comportamiento al comer junto con la adicción a la comida utilizando una variedad de herramientas de encuesta validadas.

La adicción a la comida se correlacionó significativamente (todas p<0,05) con alimentación emocional (n=3 estudios),50,53,60 alimentación externa (n=2 estudios),50,53 alimentación restringida (n=2 estudios),50,53 ansiedad (n=1 estudio),55 manejo apetitivo (n=2 estudios),53,64 y comer por la noche (n=1 estudio).57

Cuando se informó, las correlaciones para los diversos resultados oscilaron entre r=0,32 a 0,83.50,55,57,64 Se reportaron puntuaciones significativamente más altas para restricción cognitiva, desinhibición (n=1 estudio),43 y hambre (n=1 estudio)43 en adolescentes con adicción a la comida en comparación con aquellos sin adicción a la comida.

Discusión

Esta revisión investigó la prevalencia de la adicción a la comida en adolescentes, según la evaluación de la YFAS, y sus asociaciones con la salud mental. En general, 27 estudios fueron incluidos en la Revisión, mostrando un crecimiento sustancial en la investigación sobre la adicción a la comida y la salud mental en adolescentes; una revisión31 sobre el mismo tema en 2018 identificó sólo cuatro estudios.

En línea con la literatura sobre adultos,30,31 la prevalencia de la adicción a la comida en los adolescentes varió del 2,6% al 49,9%, y la adicción a la comida fue más prevalente en poblaciones femeninas y asociada con mayor estado de peso.

La adicción a la comida también se asoció con comorbilidades de salud mental como síntomas de depresión, síntomas de ansiedad y trastornos de la alimentación, así como con deficiencias psicosociales, incluida una reducción de la calidad de vida y la autoestima.

Esta revisión destaca que una proporción sustancial de adolescentes, particularmente aquellos con problemas de salud mental, reporta comportamientos adictivos relacionados con la comida.

Aunque la prevalencia de la adicción a la comida identificada en adolescentes en esta revisión parece ser similar a la de adultos, la gravedad del diagnóstico de adicción a la comida fue más a menudo categorizada como leve o moderada, mientras que en poblaciones adultas la gravedad de la adicción a la comida es más frecuentemente clasificada como grave (es decir, ≥6 síntomas YFAS).

Además, dos estudios52,56 incluidos en esta revisión encontraron que la adicción a los alimentos fue mayor en los adolescentes mayores (≥17-21 años) que en adolescentes más jóvenes (12–<17 años), y otros dos estudios informaron que el aumento de la edad era un predictor de la adicción a la comida en adolescentes con49 y sin46 un trastorno alimentario diagnosticado clínicamente. Este hallazgo indica que los comportamientos alimentarios adictivos podrían aumentar o tener una mayor gravedad percibida durante el período de transición entre la adolescencia y la edad adulta joven.

La identificación de síntomas de adicción a la comida en la niñez temprana o la adolescencia puede representar un punto importante de intervención para los trastornos alimentarios, particularmente porque investigaciones existentes muestran que los hábitos y comportamientos alimentarios siguen desde la infancia hasta la edad adulta.67

El síntoma de adicción a la comida más reportado fue un “deseo persistente o repetidos intentos fallidos de dejar". Este hallazgo apoya la literatura relacionada con la dieta en adolescentes que muestra que aproximadamente la mitad de todos los adolescentes y el 76% de los adolescentes con obesidad intentan bajar de peso, con un 71% reportando que reducen lo que comen, el 45% sigue una dieta y el 35% se saltea las comidas.68

Teniendo en cuenta que el comportamiento  dietético no supervisado durante la adolescencia se ha asociado con los atracones de comida,69 no es de extrañar que la mitad de los adolescentes con un trastorno alimentario también cumplía los criterios para un diagnóstico de adicción a la comida,49 o que la adicción a la comida era mayor en adolescentes que se presentan para el tratamiento de la obesidad55,64 que en muestras comunitarias.

De manera similar, en esta Revisión, la prevalencia de la adicción a la comida fue mayor en las mujeres, y las mujeres eran más propensas a intentar hacer dieta y reportar tratar de reducir la ingesta de dulces o alimentos grasos que los hombres.68

La mayoría de los estudios incluidos en esta revisión evaluaron las condiciones de salud mental además de la adicción a la comida. Más a menudo, la asociación informada fue entre la adicción a la comida y los síntomas depresivos, síntomas de ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, así como una reducción de la calidad de vida. Este factor destaca un aumento del interés en la investigación en el uso de alimentos y conductas alimentarias para hacer frente a la dificultad emocional.

Es importante destacar que la prevalencia de la adicción a la comida y los comportamientos relacionados podrían indicar que los adolescentes no tienen las herramientas o la capacidad para hacerle frente de manera efectiva utilizando opciones no alimentarias.

Estos datos también destacan que existe un subgrupo de adolescentes con necesidades complejas relacionadas con la interacción entre la salud mental y los comportamientos alimentarios, y esto también podría estar asociado con mayor peso, porque la adicción a la comida aumenta con el IMC.

Extendiéndose más allá de la categorización dicotómica de la adicción a la comida, en una revisión narrativa10 hubo un interés específico en la sintomatología de abstinencia de alimentos y bebidas particulares, que podrían ser un contribuyente a las altas tasas de deserción de los adolescentes de los programas de control de peso.64,70

Las investigaciones muestran que, dentro de una comunidad, los adultos se identifican con la terminología sobre la adicción a la comida71 y algunos estudios sugieren que las personas buscan ayuda de profesionales de la salud.12

Aunque la adicción a la comida no tiene consenso como una construcción, 13 el reconocimiento de la adicción a la comida un trastorno o condición válida podría permitir estrategias específicas de tratamiento y prevención en individuos susceptibles. Este reconocimiento podría presentar una vía alternativa para los adolescentes con síntomas que se alinean más estrechamente con la adicción a la comida que otras condiciones de salud mental, tales como el trastorno por atracón o trastornos alimentarios relacionados, para buscar y acceder al tratamiento de los profesionales de la salud.

Actualmente, los servicios clínicos no están disponibles en la mayoría de las jurisdicciones para abordar la compleja interacción de las comorbilidades, porque los servicios de salud mental a menudo necesitan priorizar los problemas de salud mental agudos o graves y por lo general, no tienen la capacidad de abordar los comportamientos de sobrealimentación dentro de los planes de tratamiento.

Del mismo modo, los tratamientos para el sobrepeso y la obesidad deberían considerar la atención psicológica de acuerdo con las guías pertinentes, pero también hay reconocimiento de que sólo unos pocos servicios tienen actualmente esta capacidad.

En todos los estudios excepto en uno, los adolescentes autoinformaron sus propias conductas alimentarias de tipo adictivo. Dado el sustancial desarrollo cognitivo que ocurre durante el período de edad de 10-19 años, sería interesante explorar la cantidad de comprensión de la adicción a la comida por parte de jóvenes y adolescentes mayores para averiguar qué tan precisos son sus informes de la adicción a la comida.

En padres e hijos menores de 5 a 12 años, cuando se pidió a los padres que informaran sobre su propio comportamiento de adicción a la comida, así como el de su hijo, se encontró que los niños tenían una mayor prevalencia de adicción a la comida que sus padres.72

Dado el aumento de la independencia en la elección de alimentos durante la adolescencia, sería interesante explorar a qué edad los niños son capaces de comprender y conceptualizar la noción de que la comida podría ser percibida como una adicción. Adicionalmente, debería explorarse en investigaciones futuras si el padre o el hijo es el mejor reportero de una alimentación adictiva en niños y adolescentes.

Esta revisión tiene varios puntos fuertes. Se realizó una búsqueda amplia usando una gama de términos a través de ocho bases de datos, junto con una extensa búsqueda manual, para proporcionar una descripción de la prevalencia de la adicción a la comida en los adolescentes. También se consideró un rango de resultados de salud mental y psicosociales.

Además, los estudios incluidos contenían muestras culturalmente diversas, con 15 estudios que utilizan versiones no inglesas del YFAS. También hay varias limitaciones; solo se incluyeron estudios publicados en idioma inglés.

La mayoría de los estudios fueron transversales, midiendo la adicción a la comida en un solo punto de tiempo, y, por lo tanto, no fue posible evaluar un cambio en los síntomas con el tiempo. No se pudieron hacer metanálisis debido a la naturaleza heterogénea de los estudios y muestras incluidas.

La mayoría de los estudios informaron el IMC como una medida del estado del peso. Sin embargo, para que el IMC sea significativo en los niños, debe compararse con un estándar de referencia que tiene en cuenta la edad y el sexo del niño.73 Por lo tanto, los resultados deben interpretarse en el contexto de estas limitaciones.

La Revisión actual presenta una síntesis de las investigaciones realizadas en adolescentes, una población poco estudiada en comparación con niños más pequeños o adultos. Los mayores resultados destacan que la adicción a la comida y la investigación en salud mental en adolescentes es un área en crecimiento. De forma similar a la investigación con adultos, la prevalencia de la adicción a la comida entre adolescentes fue mayor en mujeres y aquellos con mayor estado de peso, y co-ocurrió con otros trastornos mentales, como síntomas depresivos, síntomas de ansiedad y trastornos alimentarios.

En contraste con la investigación en adultos, cuando la adicción a la comida se informó por gravedad, la mayoría de las veces ocurrió en la categoría leve o moderada. Esto tiene implicaciones importantes porque se sabe que la gravedad de la adicción a la comida progresa, con muchos jóvenes adultos que presentan comportamientos de una alimentación adictiva más grave en comparación con una gravedad más leve que se muestra en la adolescencia.

Se necesita investigación futura en este grupo de edad para explorar si la adicción a la comida es un indicador temprano de mala salud mental, cómo se utiliza la comida como potencial medio de regulación emocional, y el efecto de la adicción a la comida en los resultados del tratamiento para las comorbilidades relacionadas. Estos hallazgos podrían proporcionar una vía potencial para la prevención transdiagnóstico y estrategias de manejo de intervención.

Comentario

  • La presente revisión destaca que la investigación de la adicción a la comida en los adolescentes requiere mayor investigación, siendo un área en crecimiento.
     
  • La prevalencia se ubica del 2,6% al 49,9% siendo más prevalente en aquellos adolescentes en tratamiento por pérdida de peso o internados por un desorden de la alimentación.
     
  • La severidad de la adicción a la comida es en general clasificada como leve o moderada, pero se sabe que se incrementa con el tiempo.
     
  • Por otro lado, la adicción a la comida puede acompañarse con otros trastornos de salud mental y se incrementa con el aumento del IMC. Por todo esto, es necesario contar con servicios inter disciplinarios de clínica, nutrición y salud mental para el abordaje integral de los pacientes.

Resumen y comentario objetivo: Dra. Alejandra Coarasa