Música | 05 DIC 21

¿Cuándo (no) deberías escuchar a The Smiths?

Existen quienes evitan las canciones tristes cuando se sienten mal, pero también están quienes las reproducen en loop. Aquí, un listado de temas que puede ser una advertencia para los primeros, pero una recomendación para los segundos.
Autor/a: Celina Abud 

La tristeza impone en cada uno sus propias reglas, al menos si de playlists hablamos. Existen quienes quieren “ponerle onda” y escuchar temas festivos para aplacar las emociones, pero tal vez son los menos. Porque aunque las melodías con acordes menores y letras sombrías pueden ser multiplicadoras emocionales, también ayudan a desahogarnos y a “desatar” los nudos en la garganta. Lo mismo sucede con las baterías rabiosas y las letras iracundas, porque el enojo es, muchas veces, el espejo de la tristeza o su estado de ebullición.

Una de las bandas que más comulga con estos estados de ánimo es The Smiths, nacida en Manchester en 1982, que marcó la escena de la música independiente británica hasta su disolución, en 1987. La voz melodiosa y monocorde de Morrisey más la guitarra rockera pero a la vez etérea de Johnny Marr, se complementan con letras que reflejan desde la rabia a la melancolía, pasando también por el completo abatimiento y la muy sutil esperanza. Así, una dupla infalible compuso tal vez los mejores temas acerca de la pérdida.

¿Pero escuchar a esta banda inglesa en un día malo equivale a torturarse? No siempre. Ya que las canciones pueden ser “ese otro” que nos comprende, cuando sentimos que ya no queda alguien con quien hablar. O bien pueden emocionarnos por su belleza y así, encontrarle un sentido al dolor.

La pregunta del millón es ¿por qué, a veces, escuchar música triste se siente tan bien? En primer lugar, porque al conmovernos, también nos hace sentir vivos. Aunque suene paradójico, nos hunde pero también nos eleva.

En un reciente artículo publicado en The Conversation, Simon Mc Carthy Jones, profesor de Psicología Clínica y neuropsicología en el Trinity College de Dublín, sugiere que las canciones tristes pueden ser un buen amigo y actuar como “un sustituto social”, empático tras una pérdida, una ruptura o una desilusión. Además, si de teorías psicológicas hablamos, la música puede brindarnos “un espacio seguro y controlado en el que podemos explorar nuestra tristeza simulada”.

Mc Carthy Jones remarca que más allá de la tristeza, hay canciones que son absolutamente nostálgicas, y de la nostalgia disfrutamos. Es la sensación que en la música brasileña –especialmente en el Forró- se denomina saudade. Pero más allá de la nostalgia o la tristeza, muchas de estas canciones pueden resultarnos placenteras simplemente porque son bellas.

En todo caso, quienes eligen playlists tristes frente a las alegres en los malos momentos, no buscan negar la tristeza sino no sentirse solos en el dolor. Aquí, una pequeña selección para quienes buscan identificarse con las canciones tristes y hacerlas propias.

La falta: “Last night I dreamt that somebody loved me”

 

La canción, que se traduce como “Anoche soñé que alguien me amaba” fue lanzada a fines de 1987 y pertenece al cuarto y último álbum de estudio de la banda, Strangeways, Here We Come. De letra corta, pero de introducción larga y hasta lejana, se escucha a Morrisey cantar “Anoche soñé, que alguien me amaba. Sin esperanzas, sin daños, solo otra falsa alarma”. La angustia se corona con la incertidumbre, cuando tanto desde la letra, como en una última nota extendida, se lamenta al decir: “La historia es vieja, lo sé, pero continúa”.

El desamor: “I know it’s over”