La Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos, que se celebra cada año del 18 al 24 de noviembre, es una campaña mundial que tiene como objetivo aumentar la concienciación sobre la resistencia a los antibióticos, un problema que ya estaba en aumento antes de la pandemia.
El objetivo de esta fecha es fomentar las mejores prácticas entre el público en general, los trabajadores de la salud, los profesionales de la sanidad animal y en salud agrícola, y los responsables políticos para evitar la aparición y propagación infecciones resistentes a los antimicrobianos. El lema elegido en esta edición es "Corre la voz, frena la resistencia a los antimicrobianos".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050, 10 millones de personas morirán anualmente en el mundo debido a esta causa, una cifra mucho más elevada que otras enfermedades infectocontagiosas (como sarampión y cólera) y crónicas (como diabetes).
Para abrir la semana, funcionarios del gobierno y representantes de sociedades científicas se reunieron en el Instituto ANLIS Malbrán, con la presencia de la ministra de Salud Carla Vizzotti. Durante el encuentro, expositores coincidieron en el concepto de "Una Salud" impulsado desde la OMS que contempla la necesidad de comprender que la salud humana, animal y ambiental requieren un abordaje conjunto.
En este marco se lanzó la campaña "Antimicrobianos: Manejalos con Cuidado", de la Comisión Nacional para el Control de la Resistencia Antimicrobiana (CoNaCra), coordinada por la Dirección Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud, del que participan organismos de distintas carteras (educativa, científica, ambiental, agrícola-ganadera).
El objetivo de esta campaña es "poner en conocimiento a nivel masivo la problemática de la resistencia antimicrobiana y sus implicancias para la salud", así como "promover acciones para la lucha contra la aparición y la propagación de infecciones resistentes a los medicamentos tanto en el público general como en trabajadores de la salud y en decisores públicos con enfoque en 'Una Salud'", indicaron.
En esa línea, el encuentro que dio cuenta de lo multifactorial de la problemática, contó con la participación de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) y la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), organismos de Estado vinculados a la producción agropecuaria (INTA), regulación de medicamentos (Anmat), así como de representantes de los ministerios de Ambiente, Producción y Ciencia y Tecnología, además del sector farmacéutico.
La ministra de Salud Carla Vizzotti que “antes de la Covid-19, la resistencia a los antimicrobianos era un problema y sabíamos que la pandemia lo iba a profundizar mucho” y agregó que si bien se sigue trabajando este problema “tiene que ser visibilizado para que la sociedad se empodere”.
La doctora Alejandra Corso, jefa del Servicio de Antimicrobianos del ANLIS Malbrán coincidió en que “la pandemia incrementó un problema que ya teníamos, por lo que no podemos culpar al coronavirus” y señaló que hubo “un fuerte impacto en los bacilos gram-negativos, en donde hubo gran resistencia en drogas alternativas, principalmente las carbapecemas”.
Por su parte, la doctora Laura Barcelona de la CoNaCra agregó un ejemplo. “Antes de la pandemia había un 20% de resistencia para tratar la bacteria la bacteria klebsiella pneumoniae y ahora ese porcentaje aumentó a 30%, algo que preocupa porque a un 10% de aumento de resistencia antimicrobiana se llegaba en 10 años”. Y resaltó que “este porcentaje se extrapola a otros patógenos”.
Con todo, para Barcelona, esta época atravesada por la pandemia, “es un momento histórico para hacer un cambio y promover el uso racional de los antibióticos”, ya que “los infectólogos nos estamos quedando sin herramientas para tratar infecciones frecuentes y tememos volver a la era pre-antibiótica”.
A la vez, Barcelona informó que avanza un proyecto de Ley en Argentina para la combatir la resistencia antimicrobiana, con los ejes básicos de la prevención y el control, crear un consenso antimicrobiano a nivel animal, de los que participe el SENASA y el INTA, asesorar sobre la prescripción de antimicrobianos y la eliminación de antimicrobianos (que se desechen en las farmacias). También contempla un etiquetado frontal para este tipo de medicamentos, en donde se informe sobre cómo un uso inadecuado puede generar resistencia, así como poner en cajas a las muestras médicas y controlar su circulación.
Desde la ANMAT, la licenciada Valeria Garay remarcó que “se viene trabajando desde el aspecto regulatorio en las presentaciones de este tipo de productos, así como también en las muestras médicas, pero hay que hacerlo de forma más robusta en materia de cantidades (para que no sobren)”.
A su turno, autoridades de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), señalaron que los profesionales del rubro desalientan la automedicación. “Los ciudadanos deben empoderarse. Vemos que se piden antibióticos con mucha liviandad. En algunas presentaciones, sobra el antimicrobiano. Nosotros queremos recibir los medicamentos que quedan en los domicilios para su deposición final, para que se descarte en nuestros establecimientos”, enfatizaron.
Por último, Federico Luna, director de Productos Veterinarios del SENASA, recordó que "las bacterias que se vuelven resistentes en los animales pueden llegar a la población a través del consumo directo pero también a través del ambiente". "Es muy importante lo que hacemos en la salud animal, sin descuidar la producción, pero hay que ser muy prudentes", dijo.