En el primer mes de la pandemia

No hubo aumento en la tasa global de suicidios en 21 países

Se necesita una monitorización continua de los efectos a largo plazo en la salud mental

Autor/a: Jane Pirkis, Ann John, Sangsoo Shin, Marcos DelPozo-Banos, Vikas Arya, et al.

Fuente: Suicide trends in the early months of the COVID-19 pandemic: an interrupted time-series analysis of preliminary data from 21 countries

Antecedentes

La pandemia de COVID-19 está teniendo profundas consecuencias en la salud mental de muchas personas. Se ha expresado la preocupación de que, en su punto más extremo, estas consecuencias podrían manifestarse como un aumento de las tasas de suicidio. Nuestro objetivo era evaluar el efecto temprano de la pandemia COVID-19 en las tasas de suicidio en todo el mundo.

Métodos

Obtuvimos datos sobre suicidios en tiempo real de países o áreas dentro de países a través de una búsqueda sistemática en Internet y el recurso a nuestras redes y la literatura publicada. Entre el 1 de septiembre y el 1 de noviembre de 2020, buscamos en los sitios web oficiales de los ministerios de salud, las agencias policiales y las agencias de estadísticas administradas por el gobierno o equivalentes de estos países, utilizando los términos de búsqueda traducidos como "suicidio" y "causa de muerte", antes ampliar la búsqueda en un intento de identificar datos a través de otras fuentes públicas.

Se incluyeron datos de un país o área determinados si provenían de una fuente oficial del gobierno y estaban disponibles a nivel mensual desde al menos el 1 de enero de 2019 hasta el 31 de julio de 2020. Nuestras búsquedas en Internet se restringieron a países con más de 3 millones residentes por razones pragmáticas, pero relajamos esta regla para los países identificados a través de la literatura y nuestras redes.

Las áreas dentro de los países también podrían incluirse con poblaciones de menos de 3 millones. Utilizamos un análisis de series de tiempo interrumpido para modelar la tendencia de los suicidios mensuales antes del COVID-19 (desde al menos el 1 de enero de 2019 hasta el 31 de marzo de 2020) en cada país o área dentro de un país, comparando el número esperado de suicidios derivados del modelo con el número observado de suicidios en los primeros meses de la pandemia (del 1 de abril al 31 de julio de 2020, en el análisis primario).

Resultados

Obtuvimos datos de 21 países (16 países de ingresos altos y cinco de ingresos medianos altos), incluidos datos de todo el país en diez países y datos de varias áreas en 11 países).

Los índices de tasas (RR) y los IC del 95% basados ​​en el número de suicidios observado versus el esperado no mostraron evidencia de un aumento significativo en el riesgo de suicidio desde que comenzó la pandemia en ningún país o área.

Hubo evidencia estadística de una disminución en el suicidio en comparación con el número esperado en 12 países o áreas: Nueva Gales del Sur, Australia (RR 0 · 81 [95% CI 0 · 72–0 · 91]); Alberta, Canadá (0 · 80 [0 · 68–0 · 93]); Columbia Británica, Canadá (0 · 76 [0 · 66–0 · 87]); Chile (0 · 85 [0 · 78–0 · 94]); Leipzig, Alemania (0 · 49 [0 · 32–0 · 74]); Japón (0 · 94 [0 · 91–0 · 96]); Nueva Zelanda (0 · 79 [0 · 68-0 · 91]); Corea del Sur (0 · 94 [0 · 92–0 · 97]); California, EE.UU. (0 · 90 [0 · 85–0 · 95]); Illinois (condado de Cook), EE. UU. (0 · 79 [0 · 67–0 · 93]); Texas (cuatro condados), EE. UU. (0 · 82 [0 · 68–0 · 98]); y Ecuador (0 · 74 [0 · 67-0 · 82]).

Interpretación

Este es el primer estudio que examina los suicidios que ocurren en el contexto de la pandemia de COVID-19 en varios países. En los países de ingresos altos y medianos altos, las cifras de suicidios se han mantenido prácticamente sin cambios o disminuyeron en los primeros meses de la pandemia en comparación con los niveles esperados basados ​​en el período prepandémico.

Debemos permanecer alerta y estar preparados para responder si la situación cambia a medida que se desarrollan los efectos económicos y de salud mental a largo plazo de la pandemia.

Comentarios

Los suicidios no aumentaron en los países más ricos a principios de la pandemia de COVID, pero se necesita una monitorización continua de los efectos a largo plazo en la salud mental y la economía, plantea un estudio reciente.

"Sabemos que la pandemia ha cambiado las vidas de muchas personas de forma dramática, y el viaje de algunas continúa", comentó la autora principal, Jane Pirkis, directora del Centro de Salud Mental de la Universidad de Melbourne, en Australia. "Debemos reconocer que el suicidio no es el único indicador de los efectos negativos de la pandemia en la salud mental: los niveles de angustia comunitaria son altos, y debemos garantizar que las personas se sientan respaldadas".

El nuevo estudio aparece días después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. reportaran una reducción de casi un 6 por ciento en los suicidios en Estados Unidos el año pasado, el declive anual más grande en casi 40 años.

Los hallazgos de Pirkis, que se basan en los datos de 16 países con unos ingresos altos y cinco países con unos ingresos medios altos, se publicaron en la edición del 13 de abril de la revista The Lancet Psychiatry. El análisis abarcó del 1 de abril al 31 de julio del año pasado.

En comparación con los niveles previstos para el periodo, ninguno de los países estudiados tuvo un aumento en los suicidios, y las tasas en realidad se redujeron en algunas regiones, reportó el equipo de Pirkis.

El estudio no incluyó a países con unos ingresos bajos o medios bajos. Éstos conforman un 46 por ciento de los suicidios del mundo, y podrían haberse visto afectados de forma particularmente dura por la pandemia, señalaron los investigadores. Aunque hay indicaciones de que la pandemia podría haber aumentado las tasas de suicidio en esos países, no hay suficientes datos fiables para confirmarlo, apuntaron los autores del estudio.

Dijeron que los respaldos de salud mental y financieros adicionales que adoptaron los países más ricos podrían ayudar a explicar por qué no tuvieron un aumento en las tasas de suicidio durante los primeros meses de la pandemia. Pero los efectos a largo plazo de la pandemia se deben rastrear, en particular a medida que surjan por completo sus consecuencias económicas, añadieron.

"Los legisladores deben reconocer la importancia de unos datos de alta calidad y oportunos para respaldar a los esfuerzos de prevención del suicidio, y deben trabajar para mitigar los factores de riesgo del suicidio asociados con la COVID-19, como el aumento en los niveles de estrés y las dificultades financieras que algunas personas podrían experimentar como resultado de la pandemia", planteó Pirkis en un comunicado de prensa de la revista.

"Aumentar los servicios de salud mental y los programas de prevención del suicidio, y proveer redes de seguridad financieras podría ayudar a prevenir los posibles efectos nocivos a largo plazo de la pandemia en el suicidio", añadió.

Un equipo de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, escribió un comentario que se publicó con los hallazgos.

"El suicidio puede ser un indicador demorado de las dificultades psicosociales, influido por las alteraciones a mediano y a más largo plazo en la vida cívica y la economía", escribieron Seena Fazel, profesora de psiquiatría forense, y la investigadora Stella Botchway.

Su comentario anotó que investigaciones anteriores han mostrado que los suicidios pueden aumentar tras las recesiones económicas, y que esos aumentos pueden persistir durante varios años.

"Sin contramedidas, las reducciones continuas en la actividad económica pueden traducirse en problemas financieros individuales y personales, por ejemplo la pérdida del empleo, una reducción en el estatus social, inestabilidad en la vivienda, y relaciones rotas", escribieron Fazel y Botchway.

Junto con el aislamiento social y la alteración de las rutinas normales, estos factores pueden conducir a la depresión, el abuso de las drogas y del alcohol, y un aumento en el riesgo de suicidio. "Unos mecanismos similares podrían ser relevantes durante la pandemia de la COVID-19 y sus secuelas", advirtió el comentario.