Investigación de Big Data y física | 31 ENE 21

El misterio del metrónomo de Beethoven

Analizan una polémica centenaria sobre las anotaciones que hizo Beethoven sobre el tempo
Autor/a: Almudena Martin-Castro, Iñaki Ucar  Conductors tempo choices shed light over Beethovens metronome

Una investigación de ciencia de datos y física de la Universidad Carlos III de Madrid y de la UNED ha analizado una polémica centenaria sobre las anotaciones que hizo Beethoven sobre el tempo (la velocidad de interpretación) de sus obras, que se considera demasiado rápido con esas marcas. En este estudio, publicado en la revista PLOS ONE, apuntan que esta desviación podría explicarse por una lectura incorrecta del compositor del metrónomo que utilizaba para medir el pulso de sus sinfonías.

Ludwig van Beethoven (1770-1827) fue uno de los primeros compositores en empezar a utilizar un metrónomo, un aparato patentado en 1815 por Johann Nepomuk Maelzel. En ese momento, comenzó a editar sus obras con marcas numéricas con las indicaciones del metrónomo. Las dudas sobre la validez de estas marcas se remontan al siglo XIX y durante el siglo XX se hicieron muchos análisis musicológicos al respecto, alguno de los cuales ya apuntaba la hipótesis de que el metrónomo estuviera estropeado, una cuestión que nunca se pudo llegar a comprobar.

En cualquier caso, la mayoría de los directores de orquesta omitieron estas marcas porque las consideraban demasiado rápidas (la corriente del Romanticismo), mientras que a partir de los años 80 otros directores de orquesta (la corriente del Historicismo) sí las utilizaron para interpretar a Beethoven, pero la crítica musical y el público calificaba estos conciertos de frenéticos e incluso desagradables.


Metrónomo de Maelzel: 
a, Metrónomo No. 7 de la colección de Tony Bingham (TB 07) [5], hecho en París hacia 1816. b, Representación de la patente inglesa de 1815 [6]. El metrónomo consta de dos masas unidas a una varilla: la masa más pesada permanece fija en el extremo inferior (oculta a la vista), mientras que la masa superior (más clara, visible) se puede mover a lo largo de la varilla para cambiar la frecuencia de la oscilación. De esta manera, el usuario puede configurar el tempo deseado y determinar su valor leyendo la escala detrás de la barra. La varilla está fijada al eje del metrónomo y puede oscilar a su alrededor. Para compensar la fricción, se agrega una fuerza de impulso al sistema con la ayuda de una rueda de escape accionada por resorte, que también produce los característicos tics audibles del metrónomo. Todo este mecanismo se guarda en una caja en forma de pirámide que amplifica el sonido del metrónomo y apoya su escala. Este es también el funcionamiento básico de los metrónomos mecánicos contemporáneos.

Algunas investigaciones científicas previas, como un estudio de Sture Forsén en 2013, han apuntado distintos defectos que podrían haber afectado al metrónomo, provocando un funcionamiento más lento que habría llevado al compositor de Bonn a elegir marcas más rápidas que las que realmente se proponía.

Para validar esta explicación, lo que han hecho ahora los investigadores de la UC3M y de la UNED ha sido comparar sistemáticamente las marcas metronómicas y las interpretaciones contemporáneas. Para ello, resultan necesarios conocimientos de física para modelar el metrónomo matemáticamente, de análisis de datos, de computación, de usabilidad y, por supuesto, de música. Porque en total han analizado el tempo y sus variaciones a lo largo de cada movimiento en 36 sinfonías interpretadas por 36 directores diferentes, lo que representa un total de 169 horas de música.

 

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