Entre la expectativa y el placer | 28 JUN 20

¿Por qué disfrutamos tanto con las canciones?

La música nos genera placer por la combinación de las expectativas que tenemos de una pieza y la sorpresa que sentimos al escuchar un tema. Esta es la conclusión de un equipo de científicos que ha estudiado 80.000 acordes de 745 canciones de pop

¿Por qué la gente disfruta tanto con temas como Ob-la-di, ob-la-da, de The Beatles por ejemplo? Un estudio liderado por la Universidad de Bergen (Noruega) indica que el placer que genera la música deriva de la combinación correcta de incertidumbre y sorpresa que se siente ante la sucesión de acordes en las canciones.

Los humanos pueden disfrutar de una pieza musical simplemente por cómo se ordenan los sonidos en el tiempo

“Es fascinante que los humanos puedan disfrutar de una pieza musical simplemente por cómo se ordenan los sonidos en el tiempo”, dice Vincent Cheung del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas, Alemania y primer autor del trabajo que publica la revista Current Biology.

Hasta ahora, no se sabía por qué nuestras expectativas sobre una canción pueden provocar placer ya que, según los autores, la mayoría de los estudios se centraban solo en la influencia del factor sorpresa.

“Las canciones que encontramos agradables son probablemente aquellas que logran un buen equilibrio entre saber lo que sucederá después y sorprendernos con algo que no esperábamos. Comprender cómo la música activa nuestro sistema del placer en el cerebro podría explicar por qué escuchar música nos ayuda a sentirnos bien”, añade Cheung.

Lo que nos provoca placer es la correcta combinación de la incertidumbre y la sorpresa que nos genera una canción

Para evaluar conjuntamente los indicadores de expectativa y sorpresa, los investigadores estudiaron 80.000 acordes en 745 canciones clásicas de pop recogidas en Billboard, la revista semanal estadounidense especializada en información musical.

Utilizaron un modelo de aprendizaje automático (una rama informática de inteligencia artificial) para cuantificar matemáticamente la incertidumbre y la sorpresa que provocaba en los oyentes la progresión de estos acordes. Además, quitaron la letra y la melodía de las canciones para evitar que los oyentes no pudieran reconocerlas. “De hecho, ningún participante lo consiguió”, reconoce a Sinc Stefan Koelsch, profesor de la universidad noruega y autor principal del estudio.


Vincent Cheung, coautor del estudio, escuchando música. / MPI CBS

Los resultados, publicados en la revista Current Biology, muestran que los individuos disfrutaban mucho con una canción cuando creían que sabían lo que venía a continuación y finalmente no se cumplían sus predicciones, es decir, cuando se sorprendían.

Por otro lado, cuando los individuos no sabían lo que vendría después, apreciaban más que los acordes posteriores no fueran sorprendentes. Por tanto, lo importante es que haya equilibrio en la combinación. “Hemos demostrado que el placer depende de la interacción entre los estados de expectativa retrospectiva y prospectiva”, insiste el investigador.

 

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