Darwin y la cola del pavo real | 22 JUL 19

Lo que hace que una persona nos parezca sexualmente atractiva

El cerebro tiene preferencias que impulsan la aparición de características extremas como las colas de los pavos reales o los rasgos físicos infrecuentes de las modelos
Autor/a: Daniel Mediavilla Fuente: El País, Madrid 

Las marcas de moda o los productores de porno suelen recibir una crítica común. No representan cuerpos reales y nos están empujando a desear hombres y mujeres que no existen. Este planteamiento asume que el cerebro solo percibe la belleza y con suficiente insistencia se puede lograr que nos guste cualquier cosa. Sin embargo, el atractivo sexual de rasgos extravagantes no es, en absoluto, una característica exclusiva de los humanos y el cerebro tiene una función muy activa en la creación de físicos considerados bellos.

En su libro El gusto por la belleza, el catedrático de zoología de la Universidad de Texas Michael Ryan nos recuerda la confusión de Charles Darwin ante la cola del pavo real. Aquel apéndice no ofrecía al animal ninguna ventaja para conseguir alimento o protegerse de sus depredadores. Al contrario. Le volvía torpe y le hacía mucho más vulnerable. Sin embargo, por algún motivo, una buena cola era fundamental para atraer a las hembras y cumplir con el objetivo último de todos los seres vivos: reproducirse.

Cuenta Ryan que los experimentos con algunos animales han descubierto una predisposición en el cerebro a desear rasgos determinados que no son necesariamente beneficiosos para la supervivencia del individuo. El obispo colilargo, un pájaro que vive en varios países del África subsahariana, mide unos 12 centímetros, pero puede tener una cola de más de medio metro. En los años noventa, el zoólogo sueco Malte Andersson quiso poner a prueba si la longitud de la cola de los machos influía en su éxito reproductivo.

Los rasgos que hacen atractivo a un macho de rana o de pavo real le hacen más vulnerable a los depredadores

Su experimento consistió en modificar artificialmente la longitud de la cola de los pájaros. A un grupo se la recortó y utilizó los apéndices amputados para dotar de colas extralargas a un segundo grupo de individuos. Por último, utilizó como control un tercer grupo al que cortó la cola, pero se la volvió a pegar para dejarla en una longitud idéntica. Sus resultados mostraron que los machos con colas anormalmente largas incrementaban su éxito reproductivo, los que la tenían más corta lo reducían y los que no habían visto modificada su longitud lo mantenían. Andersson observó que existía una preferencia indefinida por las colas mucho más largas de lo normal que solo se vería limitada por la mortalidad que acarrea semejante ornamento.

Los humanos hacen muchas cosas aparentemente estúpidas para tener sexo, pero no son los únicos del mundo animal. Entre muchas especies, en particular para los machos, lograr el favor de las hembras implica arriesgar la vida. Igual que el obispo colilargo o el pavo real aumentan su atractivo sexual demostrando que van sobrados cargando con colas descomunales que les vuelven más vulnerables, algunas ranas seducen a sus congéneres con sonidos excitantes, pero nada baratos de producir.

La rana túngara, que vive en varias regiones tropicales de América, realiza durante su cortejo un gemido que, sobre todo si tiene competencia de otros machos, acompaña de uno o varios chasquidos. El chasquido incrementa sus posibilidades de éxito, pero también atrae a murciélagos que pueden convertirlas en su merienda.

 

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