Introducción |
Estudios previos señalan una posible asociación entre la depresión y la obesidad. En este sentido, se ha postulado la existencia de adaptaciones anómalas en el funcionamiento de los mecanismos subyacentes a estos cuadros clínicos, los cuales se encuentran interrelacionados, y cuya permanencia en el tiempo se produciría por una potenciación recíproca.
Por ello, es necesario evaluar las repercusiones de la información genética, los procesos metabólicos, los mensajeros químicos y de comunicación celular (hormonas y citoquinas), así como determinadas regiones o estructuras cerebrales, en dicha interrelación.
Asimismo, la ubicuidad de la incidencia de la depresión y la obesidad y su aumento progresivo, en conjunto con la afectación del individuo y de los sistemas de salud, ponen de manifiesto la importancia fundamental del estudio de estas enfermedades en la práctica médica y en los ensayos clínicos.
Cabe destacar que la depresión puede ser caracterizada a partir del criterio diagnóstico utilizado por el profesional médico para la identificación de los rasgos clínicos distintivos del trastorno depresivo mayor (TDM), o mediante el registro de la sintomatología que informa el paciente, en cuestionarios que califican la condición, respecto de la valoración de los puntajes asignados, bajo la consideración de un valor de corte.
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