Son atajos mentales, pero no siempre aciertan

Los sesgos inconscientes pueden arruinar decisiones importantes

El momento del día en el que tomas una decisión puede afectar al resultado

Autor/a: Pilar Jericó

Fuente: El País, Madrid

Cuando se presenta un currículum, se participa en un concurso o se defiende un caso, la posición que se ocupa importa, y mucho. Al menos esta es la conclusión de diversas investigaciones que profundizan en cómo influyen los sesgos mentales de los jueces, evaluadores o de quien tiene que tomar una decisión importante que afecta a terceros. Una de dichas investigaciones fue realizada sobre jueces en Israel y publicada en una prestigiosa revista académica.

Como ocurre en estos estudios, analizaron qué grado de indulgencia tenían sus sentencias. Y curiosamente, antes de los descansos eran menos indulgentes. De hecho, como recogen textualmente los investigadores de la Universidad de Tel Aviv: “Encontramos que el porcentaje de fallos favorables cae gradualmente del 65% a casi cero dentro de cada sesión de decisión y vuelve abruptamente a 65% después de una pausa”.

Esto indica que el hambre o el cansancio provocan que se den respuestas más rápidas, se actúe con el automático conectado y no se tenga tanta energía para deliberar los temas. Esta investigación se hizo en Israel y, aunque no se puede trasladar exactamente a otros países, sí pone de manifiesto la importancia de cuidar y de dotar de descansos y de agendas menos apretadas a profesionales con altísima responsabilidad. Este comportamiento no es propio solo de la judicatura, sino que afecta a todas las personas que tengan que tomar decisiones importantes que afecten a terceros, como los procesos de selección o, incluso, los concursos televisivos.

Los participantes de estos programas se juegan mucho, el futuro de sus carreras artísticas. Si salen ganadores, las puertas del éxito se abrirán para ellos. Por ello, Victor Ginsburgh y Jan van Ours, de las universidades de California en Santa Cruz y Rotterdam, respectivamente, analizaron cuál es el impacto de la posición de los participantes y sus resultados. Y llegaron a una conclusión sorprendente: salir el primero en un concurso no es recomendable.

El motivo es diferente al de los jueces de Israel, pero también relacionado con el mundo de los sesgos de quienes valoran. Cuando uno ha de emitir un juicio, si no tiene referencias anteriores, lo hace echando mano de un estereotipo que tiene en mente, no contra una realidad.

Por ello, se suele ser más exigente al principio, cuando quien compite lo hace con una imagen no realista. Esto mismo ocurre con los procesos de selección de candidatos. Es mejor hacer una revisión global para luego ir descartando uno a uno. Si no se hace así, los primeros tendrán menos posibilidades de ser seleccionados, porque competirán con el estereotipo que el evaluador tenga en su mente.

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En definitiva, todos tenemos sesgos inconscientes o atajos que nos ayudan a tomar decisiones rápidas. Pero dichos atajos no significan que sean necesariamente eficaces para nuestros objetivos. Podemos estar desaprovechando talento o emitiendo valoraciones poco acertadas, por no hablar de sentencias poco afortunadas. Por ello, si nuestra mente no actúa con precisión ante la presión del estrés o de la falta de referencias, necesitamos conocerlo y actuar en consecuencia.

Necesitamos tener una mente descansada para ver con claridad, disponer de tiempo para reflexionar los temas importantes y contar con referencias para tener una perspectiva más realista. Solo así no caeremos en los brazos de nuestros sesgos inconscientes.