| 15 AGO 17

Melanocarcinoma lentiginoso acral

Reporte y documentación del caso de un paciente con melanocarcinoma lentiginoso acral
Autor/a: Odisa Mildres Cortés Ros; Francisco Nelson Matos Figueredo; Gisela Blanco Santisteban.  IntraMed Journal Vol 6, No 1
INDICE:  1. Referencias bibliográficas | 2. Referencias bibliográficas
Referencias bibliográficas

Resumen

Objetivo: Reportar y documentar el caso de un paciente con melanocarcinoma lentiginoso acral.

Método: En consulta de Dermatología especializada del Hospital Clínico Quirúrgico Docente “Celia Sánchez Manduley” es atendido paciente masculino de 72 años de edad, con 2 lesiones hipercrómicas en dedo medio y planta del pie izquierdo; con una diferencia de aparición de 15 años entre ambas. El diagnóstico fue clínico, corroborado por biopsia de piel como melanoma maligno, variedad lentiginoso acral. Otros exámenes fueron solicitados; fue necesario realizar tratamiento quirúrgico inicialmente para las lesiones de piel, luego vaciamiento ganglionar y tratamiento médico con antibiótico parenteral, curas locales por la sepsis como complicación del muñón y citostáticos.

Resultados: El melanocarcinoma lentiginoso acral es el menos frecuente de los tipos clínicos de melanoma, rápidamente invasivo, que en nuestro paciente presenta una edad mayor a la que se describe y un tiempo de evolución largo, identificándose un nevo congénito como factor de riesgo, sobre el cual se desarrolló la transformación antes descrita.

Conclusiones: Las manifestaciones clínicas e histológicas encontradas y la bibliografía revisada sobre este tumor, corroboran que el paciente estudiado padecía de un melanocarcinoma, variedad lentiginoso acral. Actualmente con 5 años de evolución desde el diagnóstico, es controlado periódicamente en consultas de Dermatología y Oncología. Clínicamente con síntomas dolorosos del miembro inferior izquierdo y un pronóstico sombrío


 Introducción

Los tumores malignos que afectan a la piel pueden originarse en cualquiera de sus capas: epidermis, dermis e hipodermis. Sin embargo, es en la primera, la epidermis, donde se desarrollan.1&

La primera descripción de melanoma fue realizada en el papiro de Eber en 1500 AC, y luego por Hipócrates (460-375 AC).2,3& Es una tumoración maligna de estirpe neuroectodérmica, que se origina bien de novo en una piel sana o en las células névicas de una lesión melánica benigna preexistente, aunque puede presentar otras localizaciones menos frecuentes como el epitelio mucoso, el ojo (coroides y retina) y las leptomeninges.

Es uno de los tumores que más ha aumentado en la población blanca en los años finales del siglo XX, con tasas de incidencia por año que varía entre el 3 y el 7% en los diferentes países de la población de piel caucásica y en el mundo casi 200.000 casos nuevos, estimándose que cada 10 o 20 años se duplique.4&

Es originario de las células denominadas melanocitos en la cresta neural, que migran durante el desarrollo embriológico5,6& y se localizan en la capa basal de la epidermis; siendo el quinto y sexto cáncer más común en hombres y mujeres7& representando en nuestro país el 1,3% y el 2,5% de todos los tumores malignos respectivamente.8&

Descrito posteriormente en el año 1806 por René Laënnac, es considerado desde entonces una patología de difícil tratamiento por su agresividad y elevada mortalidad9&, reconociéndose cuatro formas clínicas: melanoma léntigo maligno, melanoma maligno de extensión superficial (más frecuente), melanoma nodular y melanoma lentiginoso acral10&, este último es un subtipo diagnosticado en grupos de edad avanzada y la media etaria de aparición es de 65 años; en la raza blanca es menos del 5 % de todos los melanomas, siendo más frecuente en asiáticos y en la raza negra. No parece tener relación con la exposición solar, y se localiza en palmas, plantas y región subungueal, siendo su aspecto histopatológico muy característico, aunque no patognomónico.11&

Representa sólo el 4% de todos los tumores malignos cutáneos, pero es responsable aproximadamente del 80% de todas las muertes por cáncer de la piel y en las últimas décadas su incidencia ha aumentado considerablemente en el mundo, convirtiéndose en un problema de salud pública.12&

Las consultas de Dermatología especializada de nuestro centro no son ajenas a este problema, pues apreciamos también un incremento notable de pacientes con este tumor maligno, la mayoría de ellos en etapas tardías; lo cual corroboramos en el momento de hacer el reporte estadístico de cáncer de piel. Por otra parte, en los últimos años se han desarrollado varias opciones terapéuticas nuevas, sin embargo la enfermedad metastásica sigue siendo de gran agresividad y condiciona una elevada mortalidad, lo cual nos motivó a la presentación de este caso.


► Presentación del caso

Paciente masculino de 72 años de edad que refiere hace aproximadamente 15 años comenzó a presentar una “mancha oscura” a nivel del dedo medio del pie izquierdo; inicialmente pequeña como un lunar que ha ido aumentando progresivamente de tamaño. Hace cuatro meses apareció una con similares características en la planta del mismo pie, de crecimiento más rápido que la anterior, con presencia de un “líquido oscuro y pegajoso que mancha la media”; acompañado de dolor discreto espontáneo y al caminar, que se irradia de la planta al dorso del pie; con impotencia funcional relativa de todo el miembro inferior, por lo que se decide su ingreso en servicio de Dermatología.

  • Antecedentes patológicos personales: Hipertensión Arterial (sin precisar fecha de comienzo exacto; lleva tratamiento farmacológico con diuréticos y priles de forma inestable).
     
  • Antecedentes patológicos familiares: Madre (Diabetes Mellitus tipo II).
     
  • Interrogatorio por aparatos: Nada a señalar, excepto lo referido en sistema osteomioarticular. (SOMA).
     
  • Hábitos tóxicos: Ex-fumador.
     
  • Examen Físico General: Nada de interés.

► Examen Dermatológico:

Lesión nodular localizada en el pulpejo del tercer dedo del pie izquierdo, de 1 cm de diámetro, redondeada, negruzca, bordes bien definidos e irregulares; superficie costrosa de color pardo-negruzca, seca, gruesa, adherida, de difícil desprendimiento; con un halo negruzco, pero más claro que abarca toda su cara plantar como muestran las figuras 1.A y 1.B

A 3 cm de esta, en la planta presenta lesión satélite (Fig. 2- A y B), de 4-5 cm de diámetro, ovalada, costrosa, adherida, bordes regulares y bien definidos, pardusca; con un centro rosado, fisurado y húmedo, (policromía) por donde emana secreción escasa y oscura. Presenta un halo hiperpigmentado, entre 0,5-1cm, de distribución regular y bien definido.

Figura 1. A. Lesión nodular con halo. 
Cara plantar
Figura 1. B Lesión anterior hasta borde libre de la uña. Cara dorsal

A 3 cm de esta, en la planta presenta lesión satélite (Fig. 2- A y B), de 4-5 cm de diámetro, ovalada, costrosa, adherida, bordes regulares y bien definidos, pardusca; con un centro rosado, fisurado y húmedo, (policromía) por donde emana secreción escasa y oscura. Presenta un halo hiperpigmentado, entre 0,5-1cm, de distribución regular y bien definido.

  Figura 2. A. Ambas lesiones Figura 2. B. Lesión satélite ampliada
 

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