Resumen Los especialistas indican a las personas que deben adelgazar que cambien sus hábitos de vida y aumenten su gasto calórico. Aunque es un consejo correcto, el cambio de hábitos de vida es muy difícil, especialmente para las personas con un “perfil cognitivo de obesidad.” En este trabajo se analizan algunos procesos cognitivos que podrían mantener los hábitos alimentarios insalubres, como el aumento de la reactividad a las señales de comida, las habilidades ejecutivas escasas y el sesgo de la atención. También se intenta emplear estos datos científicos básicos para nuevas intervenciones con el objetivo de abordar los procesos cognitivos que sabotean el adelgazamiento. |
INTRODUCCIÓN
“Los genes cargan el arma, el ambiente aprieta el gatillo” (Bray, 2004) es una cita frecuente cuando los especialistas discuten sobre obesidad. Se refiere a que la obesidad se genera por la interacción entre una predisposición genética específica y el ambiente actual, que es “obesógeno”. Se argumenta que nuestros viejos genes no pueden manejar una cultura tóxica como la actuaI, donde la industria alimentaria comercializa agresivamente sus calorías baratas, ampliamente disponibles.
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